sábado, 25 de julio de 2009

Paradela de Coles











Estos días pasados ha llovido a cántaros. Y eso, en esta época, hace que incluso llos animales se despisten y no sepan donde meterse. Ahí teneis a ese pobre caracol, que sin haber hecho botellón ( al menos no andaba haciendo eses), está perdido y desnortado,por los cristalles de la galería, buscando, seguramente la col o la lechuga en la que residía...



Y también os presento a mi amigo "espinilla", en ese sumidero (una espinilla a mi edad también es acné juvenil), en el que se cayó no sé cómo. Desesperado, buscando la salida, ya desfallecía cuando lo encontré. Lo trasladé a esa bala de hierba sobre la que os lo muestro y luego lo metí entre las pacas, esperando que se recuperara.

Me vine rapidamente a San google, a ver si encontraba remedio para su desfallecimiento y ¿qué me encontré? Encontré ese terrible deseo de dominio de los seres humanos. Encontré esa absoluta necesidad de someter, encarcelar y "domar" a otros seres , cuando a nosotros nos gusta tanto ser libres. Y me pregunto qué placer se puede sentir con un erizo de mascota, metido en una jaula.
Por suerte para el mío, cuando fuí a ver qué tal se encontraba, ya no se encontraba. Su sitio estaba libre y él también.

viernes, 24 de julio de 2009

Muertes mediáticas

No hace mucho tiempo todos los medios de comunicación nos bombardearon con la muerte de un chico que adoraba el riesgo. Murió sabiendo que correr delante de un toro entraña peligro de muerte. Llevaba no sé cuántos años corriendo. Se llamaba no sé cómo. Había nacido en no sé dónde. Nos presentaron a toda su familia. Toda España (que, por cierto pagó los gastos de la atención médica de su afición) se estremeció.
Ayer, en el cumplimiento de su deber, más allá de su deber, murieron en un incendio en Cataluña cuatro bomberos. Cuatro bomberos. Cuatro personas sin nombre. Cuatro bomberos sin familia, sin lugar de nacimiento, sin residencia conocida. Cuatro bomberos que no tienen nombre ni apellidos. Ni padre ni madre. Ni cónyuge. Ni hijos. Nada.
¿Por qué? Porque pertenecen a un "cuerpo", forman parte de un todo dedicado a protegernos a los demás.
Quiero saber cómo se llamaba cada uno. Quiero saber el por qué de su vocación. Quiero saber cómo está su familia. Quiero saberlo todo sobre cada uno de ellos de forma individual.
Para rezar por ellos.

jueves, 23 de julio de 2009

Es la lluvia

Yo sé que es por la lluvia por lo que mi día se puso melancólico.
Y me puse a repasar entre mis libros.
En mi librería tengo tres estanterías dedicadas a la literatura femenina. Hay de todo; desde autoras consagradas como Rosalía de Castro, Ana María Matute, Margarita Durás, Marguerite Yourcenar, Simone de Beauvoir, Virginia Wolf, Almudena Grandes o Rosa Montero, hasta cositas como Helene Hanff (para mi, imprescindible su libro "84, Charing Cross Road") o Fannie Flagg, con su, no hace mucho, famoso "Tomates verdes fritos".
En todos ellos he encontrado muchos de mis pensamientos, de mis sentimientos, de mis inquietudes.
Y, cuanto más sencillos, más me impactan. Será porque soy simple.
En "El clan del oso cavernario" aprendí que las manzanas del invierno hay que guardarlas después de las primeras heladas, que son las que le quitan el sabor amargo. (Unos libros con tanto sentido y mirad lo que aprendí).
En "Tomates verdes fritos" me quedé con una frase: (La anciana explica a la visitante)"Lo que me habían puesto en el brazo. Era una banda blanca que decía: Mrs. Cleo Theadgoode...anciana de ochenta y seis años...Madre mía. Fue la primera vez que me di cuenta de que me había hecho vieja".
También entonces yo me di cuenta que todos los seres humanos nos encontramos con la vejez de repente, sin darnos cuenta de cómo hemos llegado hasta allí. Que no estaba sola en eso.
Por eso hace mucho que me llamo anciana a mi misma.
Vosotros os empeñais a veces en contradecirme con cosas como "la vejez no está en los años" o "el espíritu es joven".
Mi hermana la mayor se enfada, diciendo que entonces qué le queda a ella...
Pues, que os quede claro: lo digo y lo seguiré diciendo, para que la vejez no me pille por sorpresa, a ver si de una santa vez empiezo a creer que estoy envejeciendo...

lunes, 20 de julio de 2009

Yo no sé por qué

Yo no sé por qué he nacido aquí; en una familia que se preocupó de mi educación; en un país donde puedo decir lo que quiero; con un trabajo que me permite vivir holgadamente; en una casa con agua corriente, calefacción, internet.
Yo no sé por qué otras mujeres han nacido en Afganistán o en Etiopía; no se por qué han nacido en otros tiempos y han sido esclavizadas .
Yo no sé por qué las vidas de los niños del primer mundo valen más que las de los del tercero y, mientras allá mueren de forma anónima, por miles, cada día, aquí una sola muerte supone miles de líneas negro sobre blanco.
Yo no sé por que la iglesia católica se proclama defensora de la vida de los niños (y se manifiesta contra el aborto), mientras que, con la mitad de sus tesoros se acababa el hambre de tantos que mueren cada día.
Yo no sé por qué se habló más de la ficha de Cristiano Ronaldo que de la muerte de Vicente Ferrer.
Yo no sé por qué es más importante que la gente se muera de la gripe A que de los accidentes de tráfico de cada fin de semana.
Y, tristemente, saber que no sé nada, no me hace más sabia.