sábado, 24 de octubre de 2009

Mi tierra y yo











Entre mi tierra y yo hay un pacto de amor y de cuidado. Y, dicho así, suena hermoso e intelectual, pero no lo es en la medida en que pensais. Porque yo amo a mi tierra para bien y para mal, en la salud y en la enfermedad. La cuido con pasión, aunque las manos se me llenen de callos, la cavo y la freso.




Hoy tocó desbrozar. Y no creais que es un trabajo suave: es duro, no hay más que ver la herramienta que uso para saber que no hace cosquillas. Corta y tritura.




No hace mucho, ahí había patatas, que ya están guardadas para todo el invierno. Ahora toca limpieza, abonado y descanso.




Y, en el otro lado, hice "los alrededores". Aquí se llama "facer as beiras" y tiene dos sentidos, el uno referido a la agricultura en el sentido de limpiar alrededor de la finca, cortar zarzas y malas hierbas; el otro, referido al amor, andar alrededor de alguien para conquistarlo. Los dos sentidos ha tenido mi trabajo de hoy. Y, mientras yo cortaba, la tierra me enseñaba mis errores pasados:

No hacen falta palabras para amar; no es necesario decir nada; sobran los "¿qué piensas?"

a los que tan aficionadas somos las mujeres; no es necesario comprender nada en el amor:

Mientras yo cortaba, llegaba a mi el maravilloso olor de la hierbabuena al ser cortada y del laurel, como diciéndome "no preguntes, solo ,por favor, siénteme, déjate ir y siénteme".

Le hice caso y me sentí comprendida y feliz.

viernes, 23 de octubre de 2009

Jóvenes de hoy

http://pelapapas.com.mx/htmls/animacion-arena-2.html

No puedo añadir nada a eso. Solamente mirad y admirad.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Cosas que vuelven, cosas que no



Hay cosas que no volverán a nuestras vidas. Por ejemplo la belleza juvenil de mi madre y su enigmática sonrisa que me recuerda otra mucho mas famosa.











Otras se perderán entre la bruma, sobretodo en las formas, mientras en su fondo estarán en nuestro corazón para siempre y como ejemplo, uno de aquellos recordatorios, estampa en una cara y en la otra solicitud de asistencia a ritos católicos del momento.







Algunas se repiten de modo cíclico e inevitablemente, con minúsculas variaciones: ahí veis septiembre, octubre, noviembre y diciembre del año
1970. Las lunas son diferentes, pero el día de la semana y del mes son los mismos que los de este 2009.
Pero, ay, esa última foto es mi tragedia: ahí están el "Día de Galiza de 1931", como reza en la foto, reunidos algunos galeguistas del momento (el número 10 es mi padre, por eso tengo la foto, y justo encima Rodríguez Castelao). Se reunían para hablar de los problemas de la tierra. Entre ellos, el idioma.
Por obra y gracia del señor Faba (Feijoo, feijao, judía ,haba), hemos vuelto a 1931. Bueno, a antes, porque los que posan en esta tienen cara de felicidad y los que posaban el domingo la tenían de rabia y frustración.
Y, digo yo, señor Faba, ya que me devuelve la lucha de mi padre como si no hubieran pasado tantos años ¿podría devolverme a esa madre de la foto? La de ahora tiene 96 años y, a veces, le duelen los huesos.

domingo, 18 de octubre de 2009

Dos amores

Recuerdo una canción de mi tierra que decía "Dous amores a vida gardar me fan" (Dos amores me hacen guardar la vida).
Sería injusto por mi parte decir eso. Porque hay muchos más amores que esos dos para guardar mi vida. Pero, sí son dos amores que os presento. El de la derecha fue la puerta que se abrió para que un día llegara a Paradela. Porque yo le tenía pánico a los perros hasta que un amigo me regaló al Ten, en una cajita de zapatos (gracias, Miguel).
El de la izquierda es Abel, uno de mis dieciseis sobrinos ( que ya me han dado 14+3 sobrinos nietos). Es hijo de mi hermana la pequeña, a la que yo llevo ocho años. Siempre estuvimos muy cerca, él y yo.
Cuando tenía esa edad que veis, se parecía mucho a mi hermana, salvo en el pelo, porque él es moreno y mi hermana rubia. Yo soy poco dada a los arrebatos de ternura, pero, de vez en cuando le cogía la carita entre mis manos, tapándole el pelo y le decía "Marilicita" ( que es como yo llamaba a mi hermana, aunque no se llame así).
Ya lo veis, eran amigos: los mismos puños, el mismo tirarse en la hierba, los ojos en los ojos y la misma sonrisa.
Descubrí lo que Abel le quería al Ten el día que lo vi taparle con las manos las orejas y decirle bajito: "Marilicita"