miércoles, 2 de junio de 2010

Correo electrónico

Hoy he recibido un correo electrónico.
No es la primera vez que hago alguna referencia al uso del idioma de la señora Ministra, aunque en tono más distendido que enfadado.

Creo que el lenguaje tiene sus reglas y deben cumplirse por el bien del idioma y de su buen uso.

La señora Ministra parece desconocer todas esas normas y no hay más que recordar aquel "miembros y miembras" que nos dejó a todos boquiabiertos.

Hoy alguien llamado Antonio, de Málaga le hace esa pregunta que me llega por mail y que comparto con vosotros:


"Tengo una pregunta para usted, queridísima ministra Bibiana Aído:Como tenemos que encauzar nuestros deseos de una igualdad plena entre mujeres y hombres: ingeniero e ingeniera, albañil y albañila, miembro y miembra..... si un Ministro es un Cargo Público, ¿es usted una CARGA PÚBLICA..... ? "

domingo, 30 de mayo de 2010

La vida sigue




Diría Julio Igleias "La vida sigue igual". Yo no lo creo.


En relación con una entrada que hice el 16 de abril, titulada "Primavera florida, futuro fruto" quiero aclararle a Virgi, que me hizo un comentario de que por su tierra al cerezo le llamaban guindal, que ahí están las cerezas que me quedaron y las guindas que cogí hoy en un arbolito que tengo. Las guindas en un plato, a la derecha de la imagen: más pequeñas y con el rabito corto. Y para comer, nada que ver con la dulzura de las cerezas, por eso aquí las utilizados para hacer licor de guindas en aguardiente.
(Para ver la imagen aumentada, como siempre, se puede clicar sobre ella)
En relación con el comentario de emejota, que dice que las cerezas Asturianas son pequñas y poco dulces, aclarar que esas son cerezas bravas, es decir , de árboles que nacen de una semilla y no son posteriormente injertados. Tanto el manzano como el cerezo, para dar buen fruto han de ser injertados en un buen patrón. También el peral. No necesitan injerto el nogal, el castaño, la higuera, el membrillo, el guindal.
Las cerezas de ayer (me puse morada, aunque repartí con mi hermana pequeña) me las regaló Dilaida: me fuí a su finca a las 12, me subí a la escalera y, mientras ella me daba conversación, llené una hermosa bolsa.
Sus cerezas acaban dentro de quince días y entonces empiezan las mías y yo repartiré con ella.
Aunque el año que viene, seguramente no va a necesitarlo: llevará de aquí las púas de mis cerezos y su marido ( que es especialista) las injertará en un cerezo bravo.
Y, si él me enseña, yo injertaré uno bravo en mi casa, para tener cerezas tempranas, de sus púas.
Los frutales son un regalo: con muy poco cuidado, nos dan riquísimos frutos.
La piscina, ya lo veis, casi vacía. Pronto empezaré el llenado y el disfrute.
Y, no, la vida nunca sigue igual, aunque lo diga Julito, porque nos dijo Machado "Al andar se hace camino y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar".
Si nosotros no somos los mismos, nuestra vida siempre es diferente.