sábado, 18 de septiembre de 2010

La importancia de los cuarenta y cinco

En primer lugar, y antes de entrar en harina en este tema, agradecer la maravillosa acogida a mi entrada sobre educación, a la que siguen llegando comentarios, aún rebasada. Volveré sobre el tema.
Pero hoy quiero, desde mi experiencia, hablaros de algo que curiosamente nunca vi reflejado en los libros y no sabía que era un suceso común: la ruptura, la plenitud, el golpe o la caricia salvaje que muchos nos encontramos a los cuarenta y cinco.
No sé si a los hombres les sucede; sé de algunos a los que sí. Pero en las mujeres, entre los cuarenta y cinco y los cincuenta hay siempre un suceso no buscado o, al menos, no intencionadamente buscado, que marca de forma definitiva el resto de nuestra vida.
En las mujeres de mi entorno (madre y hermanas, aunque no todas), en esa edad llegó una viudedad prematura y, con ella, un cambio radical de vida, la explosión de las potencialidades propias; la absoluta necesidad de encauzar la nave y llevar un timón no deseado.
Y, a raíz de eso, aparece lo que se podría llamar "la década prodigiosa" que va de los cincuenta a los sesenta: la mente absolutamente abierta y desarrollada y el cuerpo añejo pero sin achaques, dominado y sabio.
He hablado con mucha gente. De mi edad, mayor y más joven y todos reconocen que ahí, en ese espacio de su vida, hay un desarrollo diferente y que nos marcará definitivamente.
Yo compré Paradela ( mi casa de Paradela) en el año 91. Concretamente en junio de 1991. Recién cumplidos los 45.
El motivo era tan nimio (una perra con cachorros que no podían estar más tiempo en un piso) que no me inducía a pensar en ningún tipo de trascendencia. Nunca supuse que supondría mi plenitud y mi felicidad, pero así ha sido.
Me encantaría saber si os ha pasado algo a los cuarenta y cinco, o en ese intervalo hasta los cincuenta.
Sé que muchos de vosotros no habeis llegado (ojalá ésto os ayude cuando llegueis, sobretodo para saber que aunque sea un golpe duro, se recicla a positivo y nos mejora), pero otros ya podeis hablar del tema.
El "gabinete psicológido Paradela la nuit" queda abierto.
(Escribid de noche, que se presta más a la confidencia, entrareis en mis sueños suavemente y os contestaré, por carta, por la mañana, que a mi ya no me vais a quitar el sueño...ni los sueños)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Creencias

Ultimamente recibos muchos mails que quieren hacerme ver lo maravilloso de una doctrina. No hace mucho, por varios mensajeros diferentes, recibí la consideración de la mujer a través de varios escritos en tiempos diferentes, para concluir con la maravillosa visión de la mujer en el Talmud...

Yo ya soy muy mayor y he llegado a la conclusión de que hay en cada libro escritos suficientes para demostrar la maravilla de todas las religiones y también todo lo contrario.

Porque el Antiguo Testamento nos da un reflejo clarísimo del papel de la mujer. No hay más que leer cómo Sansom, judío de pro, cuando se separa de su mujer, le prende fuego a la casa con ella y toda su familia dentro...Y, si vamos al los Evangelios, nos encontramos que , en las bodas de Caná (según yo estudié en mi infancia), cuando la Virgen María le dijo "No tienen vino", Jesús contestó "Madre, ¿qué nos va a ti y a mi?" Y esa respuesta, ya desde niña, me llenaba de angustia porque me parecía que no podía darse a una madre tan mala contestación.

Entre esas cosas y otras como esas (la maravillosa vida del dios más poderoso transformándose para hacerse con los favores de las damas: toro, cisne, lluvia de oro).

Las maldades y bondades de dioses y diosas me llevaron a creer que los textos están escritos por hombres. Hombres de un tiempo concreto y adaptadas, en lo social y lo científico a un tiempo concreto. Todas buenas en su lado trancendente. Todas malas si se miran con lupa y se analiza la "letra".

Digo yo, por ejemplo (y ármense de sentido del humor que no hay maldad en lo que voy a escribir), si se escribiese hoy lo de " las bodas de Caná", sería más o menos:

"-Jesús, se acabó el vino

-Pero, mamá- por Papá- tantos niños hambrientos como hay por el mundo, tantos drogadictos, tanto anciano abandonado y tu me pides que haga un milagrito de prensa rosa, por favor, no seas Maruja." Y también sería contestar mal, pero tan razonado, parece que se perdona.



Los seres humanos tenemos necesidad de creer en algo. En algo más importante que lo cotidiano, porque tenemos necesidad de trancender.

Teniendo un hijo, escribiendo un libro, plantando un árbol.

Buscando un más allá en doctrinas transformadoras de la sociedad y del mundo (religiosas, sociales o políticas), que nos hagan luchar por ser mejores y más felices.

Cada uno, en su cabecita, con espíritu crítico, sin dejarse convencer por teorías irracionales, por líderes doctrinarios que buscan SU poder y no nuestra mejora en ningún campo.

Respetando a los demás y a la naturaleza

Algo así como creer en la trascendencia y considerando que todo lo demás es tan importante como uno mismo.

El Dios en el que yo creo es tan grande que me permite, incluso, criticarlo.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Educación

Llevo mucho tiempo dándole vueltas a una entrada sobre las diferencias existentes en la educación de unas personas y otras. Nunca acababa de cuajar, así que, me tiro de cabeza y que salga el sol por Antequera.
Internet nos iguala y la educación nos separa. No quiero decir que unas personas sean más o menos educadas que otras, sino que sus vivencias, necesidades y sensibilidades se han decantado hacia espacios diferentes.
Y pongo un ejemplo: no hace mucho tiempo vino a mi casa una persona. Tenía una inflamación en un pie y traía una pomada en el bolso.
Estábamos en el comedor y yo ya había puesto la mesa. Se quitó el zapato y, parsimoniosamente, comenzó a extenderse la pomada le dije "¿por qué no vas al baño? " me respondió "No, no me huelen"...
No es algo demasiado importante, pero para mi es elemental. No me va a hacer desgraciada, pero me produce desasosiego.
No es mi educación mejor ni peor que la suya, es diferente.
Otro ejemplo es la puntualidad. Yo quedo a una hora y cinco minutos antes, llego al sitio, porque creo que no debo hacer esperar a los demás y su tiempo es, al menos, tan importante como el mío. Conozco muchísima gente que siempre llega tarde. Muchos de ellos, más educados que yo, seguramente, pero nunca estarán entre mis amigos.
Yo estoy orgullosa de mi forma de vida. No hace mucho , alguien me dijo "Me da pena tu forma de vivir" . Y eso me parece absolutamente contrario a la educación que yo he recibido.
En la vida cotidiana, esas personas y yo nunca hubiéramos coincidido. En internet, sí.
Y es estupendo que las amistades de internet sigan en internet siendo amigos para siempre. Pero la convivencia es otra cosa.
Y es en convivencia donde las personas necesitan haber recibido el mismo tipo de educación, para ser felices.