sábado, 10 de julio de 2010

Sábado, sabadete
















Ya sabeis lo que dice la continuación.





Pero eso no es posible en Paradela:





A las ocho de la mañana el timbre de la puerta suena a urgencia. Pepita, una vecina a la que aprecio de verdad, me avisa de que un miembro de mi tropa anda haciendo daño.





(Por cierto, mi tropa ha aumentado ultimamente y a los caballos, los perros, el erizo y las ranas hay que sumar un par de lagartos, macho y hembra, que ayer me vigilaban mientras yo recordaba aquello de "el lagarto y la lagarta con delantalitos blancos " y pensaba que para qué quieren ellos un delantal si la que trabaja en esta casa soy yo, porque todos los demás son irracionales y tienen fe; pero yo me crié a caballo entre"mirad los lirios del campo y las aves del cielo que no siembran y mi Padre celestial los alimenta" y la fábula de la cigarra y la hormiga. Y hago de hormiga por si acaso)





Allá me fuí, a toda carrera a recuperar al Chispa, que había saltado la valla y estaba en la finca del vecino. Era verdad, había hecho la gamberrada de saltar, pero tengo la seguridad de que se arrepintió hasta no sé que límite, porque , cuando se vió de nuevo en casa, daba brincos y coces al aire, con las patas traseras, como si hubiera vuelto a Ítaca, recuperado su mundo, su infancia, sus querencias...






Volví a casa, allí me esperaba bloger, con un problema del que os hice sabedores y que, en media hora estaba solucionado porque Rafa Almazán, de Kabila, saltó al rescate como un caballero andante. Y no de los que confunden molinos con gigantes.




Entré en vuestros blog, os leí y comenté y me dispuse a las labores del día:


1ª.- Intentar impedir un nuevo salto de Chispa a la finca de al lado ( ahí veis los cordeles que le puse, por encima de la alambrada. Recurso infalible de la economía sostenible: son los cordeles que atan las pacas que ellos comen en invierno y que me sirven incluso para forrar el volante del tractor. No es un forro de cabritilla, pero ayuda a que el sol del verano no lo cuartee).

2ª.- Preparar la comida, porque mi hermana está sin hijos y nos haremos mutua compañía. Y, he ahí, carne asada, melón con jamón, espárragos trigueros, patatas fritas, Faustino, que la vida es breve.
3ª.-Ir a buscar comida para los caballos (ahora salen de las cuadras de noche y los meto de día, para que no pasen calor).
4ª.- Darle una vueltecita a la casa. ¿Veis?, todo el mundo usa el killpaf o el Raid...yo, debajo de ese mosquitero imagino que estoy viviendo un safari africano.
(ya sabeis que las fotos se amplían pulsando sobre ellas)

Rafa Almazán

Gracias.
No sé qué has hecho y me encantaría saberlo porque no me gusta andar siempre pidiendo ayuda a otros si yo puedo arreglarme.
De todas formas, gracias, gracias y gracias.

lunes, 5 de julio de 2010

Y seguimos comiendo











Si. Lola me dice que siempre encuentra la mesa puesta. Es cierto. Hay días que pasamos, sin transición de la comida a la cena, sin levantarnos de la mesa.




Es cierto que en medio charlamos y reímos. Reímos hasta avergonzarnos y taparnos la cara del apuro.



También es verdad que siempre estoy celebrando. Porque hay gente que guarda las mejores galas, los mejores vinos, la mejor vajilla, la mejor cubertería para una buena ocasión. Pero para mi la mejor ocasión es saber que estamos vivos, estamos sanos y estamos juntos. Y para la fiesta nos sirven los mejillones, o la remolacha de mesa, el pulpo a la gallega, la ensaladilla, cinco judías, la tarta de manzana o el mus de limón.


Y si bebemos hasta la risa o hasta el llanto, luego nos refrescamos y podemos seguir riéndonos.

Hace dos fines de semana, mi sobrina María vino a verme. Al salir, un caracol estaba en una col. Lo cogí y lo tiré lejos (nunca mato animales, los cambio de lugar, si me molestan). Ella me dijo "¿Te acuerdas que nos decías cuando éramos pequeños?" "No sé, ¿qué?". Cada vez que encontrábamos un bicho si era grande nos decías "lo están esperando sus hijos en casa" y si era pequeño "lo están esperando sus papás en casa" y así nunca matábamos ninguno". Me encantó que me recordara algo que caló en su corazón.
¿Veis como siempre hay algo que celebrar? o esperamos o nos espera alguien. Esa idea de "casa y familia" merece una fiesta.

domingo, 4 de julio de 2010

Ayer




Sábado.


Trabajando en la huerta, encontre cinco judías.


Se llaman "Judía Buenos Aires, roja. Enrame".


Es cierto que solamente eran cinco. Pero las cosas no son cuántas o cuales. Las cosas son la sensación que producen en nosotros.

Y la sensación fue tan placentera que decidí hacerles una fiesta.

Una vez cocidas, se vuelven verdes.

Les busqué compañía, abrí una botella de champan (sí, sí, champan francés, que me trajo Isabel cuando vino), les puse alguna compañía y las hice formar parte de lo mejor que tengo: yo misma.