Sábado.
Trabajando en la huerta, encontre cinco judías.
Se llaman "Judía Buenos Aires, roja. Enrame".
Es cierto que solamente eran cinco. Pero las cosas no son cuántas o cuales. Las cosas son la sensación que producen en nosotros.
Y la sensación fue tan placentera que decidí hacerles una fiesta.
Una vez cocidas, se vuelven verdes.
Les busqué compañía, abrí una botella de champan (sí, sí, champan francés, que me trajo Isabel cuando vino), les puse alguna compañía y las hice formar parte de lo mejor que tengo: yo misma.