lunes, 5 de julio de 2010

Y seguimos comiendo











Si. Lola me dice que siempre encuentra la mesa puesta. Es cierto. Hay días que pasamos, sin transición de la comida a la cena, sin levantarnos de la mesa.




Es cierto que en medio charlamos y reímos. Reímos hasta avergonzarnos y taparnos la cara del apuro.



También es verdad que siempre estoy celebrando. Porque hay gente que guarda las mejores galas, los mejores vinos, la mejor vajilla, la mejor cubertería para una buena ocasión. Pero para mi la mejor ocasión es saber que estamos vivos, estamos sanos y estamos juntos. Y para la fiesta nos sirven los mejillones, o la remolacha de mesa, el pulpo a la gallega, la ensaladilla, cinco judías, la tarta de manzana o el mus de limón.


Y si bebemos hasta la risa o hasta el llanto, luego nos refrescamos y podemos seguir riéndonos.

Hace dos fines de semana, mi sobrina María vino a verme. Al salir, un caracol estaba en una col. Lo cogí y lo tiré lejos (nunca mato animales, los cambio de lugar, si me molestan). Ella me dijo "¿Te acuerdas que nos decías cuando éramos pequeños?" "No sé, ¿qué?". Cada vez que encontrábamos un bicho si era grande nos decías "lo están esperando sus hijos en casa" y si era pequeño "lo están esperando sus papás en casa" y así nunca matábamos ninguno". Me encantó que me recordara algo que caló en su corazón.
¿Veis como siempre hay algo que celebrar? o esperamos o nos espera alguien. Esa idea de "casa y familia" merece una fiesta.