viernes, 24 de septiembre de 2010

Peral enano








Supongo que para alguno de vosotros esa caja de peras y las que todavía cuelgan del árbol, un peral enano que mide metro y medio e incluso es más pequeño que la planta del tomate, le parecerá una nimiedad.
En estos tiempos no hay más que ir al mercado y se ven frutas brillantes, sin la más mínima marca, perfectamente iguales unas a otras.
Es muy probable que sean algo insípidas y estén llenas de pesticidas, porque de no ser así, los que se dedican a su venta tendrían un negocio ruinoso: nacerían pocos frutos y se pudrirían pronto. Pero entre ceras, plaguicidas y cámaras,la fruta es rentable.
La mía no necesita serlo. No vivo de eso. La comparto con familia y amigos y la como en su momento (salvo las mermeladas, salsas y frutas en almíbar que se comen en invierno).
Aparentemente, es cochambrosa (según me dice un comentarista en el post anterior) y parece que ha sufrido sequía y falta de cuidado. Pero no sabeis cuánto siento que los aromas no se propaguen por los cables de la red: tienen un olor tan "de antes", tan real y tan increíble que antes de entrar en la boca ya han alimentado todas nuestras necesidades.
A mi , incluso me hacen feliz.