Vestida de
tangerina como un timbal de harina y manteca sin el correspondiente relleno, la
mujer descubre de qué manera aprovechar el tiempo mientras
trata de que el mar se trague el bajel apuntando con un ojo hacía la popa para destruir el timón.
Aprender a decir no a todo lo que se le ordena o conjetura, supone un extraño trapicheo de usar y tirar que se trae en mano. Hace mucho que el
tiempo señalado se ha acabado, ya no es
necesario formalizar la responsabilidad para cumplir el fin, ni demostrar
gratitud ante el principal. Estribada junto a la pilastra y en ese camino de
cabras, la mujer aparenta la personificación de las flaquezas de la carne con la contrición y la disciplina, la privación y la
abstinencia de eludir responsabilidades con la avidez de poder y la voracidad
por las lágrimas del río. Mientras ella piensa, otros días
desaparece a la vez que se filtra por las aguas del muro y otras alboradas,
canta su gesta entre los hechos legendarios.
Fotografía y texto número veintiseis.
HAGASE LA LUZ
Durante mucho tiempo hemos
estado “confundidos”, el mundo lo creó una mujer…
Fotografía y texto número veintisiete.
Título :horizonte
Yo nací con buena estrella, eso es cierto, crecí entre
algodones y tuve y tengo una madre que lo daba y lo da todo por mí, que
me procuró un futuro excelente con mucho esfuerzo, que me enseñó a
quererme a mí misma y a compartir, a dar todo lo mejor. Decirle gracias
cada día mil veces es poco, ella me inunda de amor y sus ojos siguen
siendo mi mejor espejo.
Ella me mostró el camino de la solidaridad, y por eso
pienso en las demás mujeres que ven el horizonte de sus sueños
demasiado lejos.
Estoy con ellas en la lucha por conseguir un mundo más
justo con igualdad para todos. Quiero que el horizonte esté tan cerca
que podamos tocarlo con las manos.
Fotografía y texto número veintiocho