sábado, 12 de mayo de 2012

Riéndonos de los contratiempos cotidianos.

Si el día de ayer tuvo lo suyo, el de hoy empezó fatal: la leche del desayuno no solamente se fue sino que, absolutamente abstraída en otras cosas, la olvidé y se quemó el cazo completamente; limpié, tiré el cazo, calenté otro desayuno y compartí mi pan con mis enanos.
Las placas solares empezaron a calentarse tanto que tuve que dar salida al agua. Olvidé que estaba abierta  y se me medio inundó la caldera; recogí y limpié el agua y decidí trabajar en el campo, a ver si la casa se libraba de mi.
Intenté inventar una ganzúa con unos alambres, para abrir la puerta porque dentro tengo la fresita y pensaba pasarla entre las patatas, pero mis dotes de ladrona son nulas y no conseguí nada, por lo que tuve que trabajar a azada pura y dura...
Pero mañana viene la compensación a tantos males: mi hermana me dijo que va a entrar en guguel (jeje) que hay tutoriales para todo y que lo vamos a solucionar.
Y no veais la panzada de reir que nos hemos dado a cuenta de tanta desgracia, que no estamos por la labor de sumar a los contratiempos el mal humor.