martes, 12 de agosto de 2008

Al primo Genito

Antes de nada,paso a hacer mi testamento público, que ya que ésto es cosa de familia, quiero que esteis avisados: para evitar futuros bocadillos cuando el cementerio se quede pequeño, yo prefiero ser incinerada. Quisiera, a poder ser, descansar en mi huerto, como mis perros, que duermen cada uno debajo de un frutal...Si eso fuese demasiado irreverente y deseais ponerme cerca de mi familia, nada de urnas hermosísimas, de esas que venden en las incineradoras y duran eternamente: siempre me gustaron mucho las cajas de madera del turrón, que acaban pudriéndose y esparciendo la ceniza, como debe de ser, según el dicho latino traducido "polvo eres y polvos echarás "(¿o no era así?). Al fin, sea como sea, seguro que Dios me encuentra.
Supongo que las genaraciones posteriores podrán fumar sin miedo su primer porrito debajo de un cerezo, incluso pueden llevar a sus amigos y una manta y hacer una campana. A mi no iba a importarme.
Pues bien, Genito: estás sembrado. Pero, manda truco. La parte contratante de la primera parte, es decir, la prima Genita que a mi corresponde, se dedica a contestarte anonimamente y busca tus comentarios en vez de mis escritos...Claro, la cuentista me odia porque no comenté su última intervención...Bueno, tranquila, hoy sin falta...
En fin, Genito, que de ese nombre solo tenemos un pariente político que perdía la boina en los regatos y del que te podrá contar la Benjamina; pero de Primo... Amiguiño, de primo también tienes a quién salir.
Hace muchos años, cuando los hombres usaban americana y corbata, las chaquetas llevaban un bolsillo interior en la parte izquierda, donde todos guardaban la cartera. Desconozco qué sastre fué el inventor del sistema, pero era ingenioso y cómodo, salvo para los zurdos; pero, en aquellos tiempos, los zurdos eran corregidos de pequeños por el sistema de "la letra con sangre entra" y no les quedaba otra que habituarse a escribir, comer y pagar con la derecha, aunque eso le acarrease algún que otro problema psicológico( siempre tendrían la ventaja de invitar menos veces en los bares, por falta de soltura). La abuela, que como sabes es muy ingeniosa, siempre decía que tu padre se pasaba la vida "con la mano en el corazón". Bendita sea la rama que al tronco sale...
Era esa una canción popular de mis tiempos y decía "eres alta y delgada como tu madre, morena salada
Bendita sea la rama que al tronco sale". Y cuando yo tenía la edad en la que tu probaste el porrete, cantábamos las gamberras: "Eres alta y delgada como tu madre
pero tienes bigote como tu padre".