Ayer me fuí de compras por la mañana. Tenía la sana intención de venir por la tarde a hacer una entrada y a felicitar en la página güé de Paradela a todos mis convecinos, sobretodo a los ausentes, que agradecen que se les recuerde. Pero, como dicen en mi tierra, "el hombre propone y Dios dispone"...
Al mediodía me llamó una vecina a ver si podía ir a ayudarla a recoger el maíz, que todavía colgaban las mazorcas de sus correspondientes matas.
Y de 3,30 a 6 de la tarde, llenamos cestillos de mazorcas enormes y apretadas. Un gusto para la vista y una alegría para todo el ganado que tienen mi vecina Pili y su marido en la aldea de Figueiredo: vacas, ovejas y veinte corderitos recién nacidos... Todos ellos para compensar aquel desaparecido "Añino", del que un día os hablé en el blog.
Y, ¿podeis creerme si os digo que disfruté la tarde?. Pues sí. Trabajé a tope, pero lo pasé genial.
Casi, casi sentí que formaba parte del villancico: pastores venid, pastores llegad (a coger el "millo", a coger el millo que se va a pasar) ( si pongo maiz, no rima y como Ligia me entiende...)