Todo está bien. Incluso demasiado bien: a la maravilla de la enseñanza ( en este momento tiempo de evaluaciones y maravillosas sorpresas), hay que unir un tiempo envidiable.
Ah, y he ahí mi problema: la tierra está en su punto, esperando la semilla para convertirla en fruto; el abono asimilado, el agua escurrida... la tierra, se rompe en partículas, tiene un olor profundo.
Manolo (un hombre que me ayuda) lleva tres días echando patatas; yo he sembrado remolacha y desherbado guisantes y ajos. He recogido los "grelos" de la verdura y he segado hierba para los caballos.
La luna está en su punto nuevamente: menguante.
Habitualmente, entro en todos vuestros blogs antes de escribir en el mío. Hoy, espero que me perdoneis, he hecho una excepción.
Han desaparecido los "librillos" de fumar, pero hoy he recordado que el primer libro que leí de Delibes fué "La hoja roja".
Ésta ,ahora está cada vez más cercana y debo decir que no le tengo miedo, eso me une a Delibes; eso y el profundo amor por la naturaleza.