Y compruebo el florecer de mis cerezos. Muy preocupada, por cierto.
Y siego algo de hierba con la desbrozadora, porque ahí no puedo meter a los caballos, que hay muchos árboles en flor.
Ese frente caliente es de ayer. El "ARDE PARADELA", lo puse hace ya mucho. Las gotas que caen de la A y la D, son mis ojos, con lágrimas amargas.
El calor aprieta y el Cuco agradece las duchas. Puedo estar diez minutos echándole agua, él sigue comiendo. Si paro, me mira...
Volved, por favor , a mirar el cerezo: este invierno le colgué esos ladrillos con dos objetivos, el primero es que el peso hace que la savia baje hasta la punta de la rama y el fruto se multiplica; el segundo es que así me es más fácil coger las cerezas desde el suelo. Funcionó, ya lo veis, está cuajadito de flor.
Pero , sí que estoy preocupada: esta noche, antes de dormir, me acosté en la cama de al lado, para mirar a las mariquitas y la de arriba me dijo:
"-Ten cuidado" - y yo, que soy gallega le dije
"-¿Y luego?" (los gallegos decimos eso para preguntar por qué o cual es el motivo, no para saber qué pasa después).
"-La cereza me pidió prestadas las patas"- me dijo la mariquita-
"-¿Y luego?"- pregunté yo
"-Me dijo que ella empatiza con las cerezas normales, que están aburridas de estar pegadas a un árbol desde que nacen y si quitándose los lunares una mariquita se convierte en cereza, poniéndose los lunares las cerezas se convierten en mariquitas y podrán irse volando y ver mundo y que si le presto las patas irá hasta el árbol, a contárselo a todas"
Yo no sé si la mariquita le prestará las patas a la cereza, o los lunares, para que vaya volando, pero me parece que al final, este año, como no me llene una cesta de ellas Dilaida, no voy a poder comer cerezas...