Fué escribir en el blog el trabajo pendiente y empezar a crecer dentro de mi el ansia del trabajo: arranqué los guisantes maduros.
Fuí mondando llenando los cuencos,
pasmada de la prodigalidad de las vainas, los guisantes peleándose por conseguir espacio .
Y, como las gentes del rural, que dan ejemplo de economía y organización, envasando para el invierno: guardando cuando sobra, para cuando no hay...si eso hicieran los gobiernos, no habría países en bancarrota...
Segando hierba, al día.
Disfrutando los sabores de lo recién recolectado,
o regalado.
Y , el domingo, preparé mesa para tres: lacón asado, patatas fritas, zanahorias recien nacidas, lechuga "hoja de roble",
guisantes, patatas, remolacha (también recién nacida)...
Mi hermana trajo nísperos
y tarta de manzana.
Y Pili se empeñó en traer esa otra delicia.
Envidiadme, me he puesto morada.
Bueno, sí, vale, engordé, ¿y qué?