Sí, de repente fué como si estuviésemos todos sentados alrededor de una mesa camilla de las de antes, donde tanto se jugaba a las cartas, como se hacía ganchillo o, simplemente, se hablaba...
Os fuí viendo llegar, cada uno con su maravilloso mundo, enriqueciendo el mío.
Y me sentí anfiotriona y feliz, comprobando que estais a gusto y os meteis unos con otros, os gastais bromas y me haceis partícipe de ellas.
Y bendigo, desde lo más profundo de mi corazón, a estas nuevas tecnologías que me permiten llegar tan lejos y sentiros tan cerca. Quizá alguno piense que estoy exagerando, pero no soy consciente de que así sea. Siento, simplemente que, sin yo quererlo, habeis entrado a formar parte de mi vida.
No como forman parte las personas con las que hablo. No. Hay muchas personas en mi vida que no tienen nada que ver conmigo, con mi forma de ver, de entender ni de sentir. Les hablo por cortesía, por educación o por costumbre.
Vosotros habeis entrado a formar parte de mi vida cotidiana deseada. Esa parte en la que solamente entran los que uno llega a desear que permanezcan.
Gracias por estar. Por entrar. Por comentar. Por leer. Por compartir conmigo. Por hacerme mejor y más persona.
Gracias