martes, 14 de diciembre de 2010

Ayer

Ayer no tuve un buen día.
Empezó regularmente (llevaba días esperando un correo), con la ilusión de la entrega del premio del concurso. Lo que un presagio me oscurecía me lo aclaraba cerrar un proyecto de forma maravillosa.
Fueron pasando las horas:una profe que se queja de que varios alumnos de mi tutoría han hecho un mal examen...Nubarrones,
Primera clase: bronca suave; segunda clase, entrega de notas para saber quién debe recuperar materia...nubecitas.
Bedel que llama, urgencia, visita a Jefatura de Estudios ...presagios de tormenta. Se cumplen :nombramiento de instructora de diligencias para una gamberrada bastante llamativa.
Convoco a la madre del gamberro: Conocida, antigua alumna, desbordada por la noticia.
Uf. (Una semanita de diligencias).
Llego a casa, como a toda prisa, clases por la tarde. Ando a cien. (En un puntito de la memoria los presagios y las diligencias).
Regreso de clases. Presagios cumplidos. (¿sabeis cuando uno sabe que la mejor solución que alguien, que está sufriendo ,tiene es morirse y rogais para que muera y cuando muere solo sentís sufrimiento, vacío, impotencia , dolor? Sabeis que las cosas tienen que ser como son, pero hay siempre aquella lucecita de esperanza en la mejora, en el arreglo...y os decís que tenía que suceder, que no había arreglo posible. No importa. No consuela. Duele igual. Pues eso.)
Entonces hice el post y anduve dando vueltas.
Vi vuestros primeros comentarios.
A las nueve y cuarto comentó "Desclasado". Y yo, que en mi post presumía de racionalidad , de cerebro y de vida, me sentí tan maravillosamente bien con un piropo tan rotundo, tanto me gustó, tanto placer me produjo (nunca pensé que sentiría con efecto retroactivo) que decidí que mi día había terminado bien. Y me fuí a la cama.
Sí. Esa de las fotos soy yo hace más de treinta años.
La frívola que escribe ésto, soy yo, hoy. Ahora.