Ayer (porque anteayer los cielos quedaron despejados y no me fío de lo que auguran) tenía pensado trabajar en el campo toda la mañana...pero se puso a llover (aleluya) de forma mansa pero persistente.
Entonces me puse a revisar cosas y me encontré con esos dos envíos: desde Este hacia el Oeste...
De Cataluña vengo, dicen ambos. Y son hermosos. Lo mío no es fácil de comprender: ahí los veis, en los envases en los que llegaron, con las notas que adjuntaban y su dirección. Para que, el día que yo falte, vuelvan a su destino. Mientras están conmigo, los disfruto: detalles delicados, amables, con gusto. Detalles que llenan los ojos y el corazón.
Pero para mi familia solamente serán cosas materiales que habrán perdido su esencia.
Cada vez más, me paso el día separándome de lo físico.
Me recuerdo de adolescente con un papel de una revista en la pared, con versos de J.R.Jiménez : "Y yo me iré /y seguirán los pájaros cantando". Ya entonces.
Y os aseguro que soy absolutamente positiva y encaro la vida con total alegría .
Incluso lo que aparentemente es negativo, me ayuda a crecer.
Pero me gusta estar lejos de lo material. Y abro un libro y siempre encuentro lo que necesito.
También a la hora de la cocina, que hay mucha sabiduría en el Talmud.
(Las fotos del primer libro pertenecen a "El arte de la Compasión" del Dalai Lama)