Hoy, mientras regaba, recordé que es camino lo hice el año pasado
poquito a poco, como hago todo, que, al fin, al rematar un trabajo hay que comenzar el siguiente.
Y hoy se ve así.
Tmbién recordé que, cuando en enero puse mi palntación de guisantes, Monserrat me preguntó cómo hacía para regar, porque todos los agricultores hacen surcos que le faciliten esa labor.
Yo también lo intento, pero mi torpeza es mucha y mis surcos salen como salen, para regocijo de mis vecinos que se mueren de risa con mis errores.
Tengo la suerte de tener una tierra tan agradecida que suple lo que yo hago mal y los guisantes, a pesar de mi falta de conocimiento y cuidado, nacen y producen.
Y, la primavera hace el resto: primeras flores de un manzano,
de un peral enano,
de otro peral;
Brotes de un quiwi,
guisantes de otro huerto
y plantación de los primeros tomates: dentro de una botella, para que la helada no los maltrate y queme...
Y el romero, alimentando a las abejas.