Los domingos suelen venir mi hermana y los niños a comer a Paradela.
De ese lacón asado no quedó nada (ni de los espárragos, el queso, las aceitunas, el vino de reserva...)
Y mi hermana hizo los postres, como siempre: mirad qué pinta
Y al desmoldar, la señora de los hilillos y yo ya estábamos piripis, porque , al acabar el rioja, le dimos al champán francés, que ella estaba de cumple.
Para que nadie faltase (de la casa de Ourense), llamó Uxía desde Bristol, por el Skype. En el medio Uxía y Guille ; en un recuadrito a la derecha arriba, mi hermana y Abel; en medio y hacia la izquierda, más grande, Víctor, haciendo una foto. Desde allá, Uxía y Guille hicieron mimo para explicarle a mi hermana en qué consistía el regalo.
Los mayores, ya se sabe, lloramos por todo. Y ella llora de risa.
Imaginad cómo lo pasamos.