Cómo me gusta que hayais tenido esos "malentendidos", para que no siempre parezca que son los inocentes los que no comprenden...vosotros, que no decís "milana bonita", ni habeis visto una milana en vuestra vida, ni siquiera la diferenciais de un milano, porque lleva las pilas en el interior, pegadas al esternón (y no es broma, como saben las amas de casa de antes y las de ahora no, porque ya compran el pollo limpio), habeis caído como pardillos.
Y me pregunto qué pensarán los otros visitantes de tanta disquisición filosófico-festiva-consanguínea...
Nacho, te necesitamos para poner un poco de orden en tanta locura (qué derroche de amor), que cantaría Ana Belén.
Hoy, como habeis sido buenos, os voy a contar otro malentendido, pero que , debido a su ortografía, no hay forma de no comprender. Un malentendido para inocentes, vaya...:
Mi hermana la mayor vivió un tiempo en Pamplona. Su casa siempre estuvo abierta para la familia y, allá me fuí yo a pasar un mes o dos...
Mi hermana siempre fue una mujer creyente hasta la inocencia y tuvo seis hijos. Entre ellos dos niñas preciosas a quienes llamábamos Coché y Paloma. Coché era una niña trigueña, con el pelo rizado y unos ojos tan grandes y bonitos que parecía que por ellos entraba y asombraba el mundo (hoy, por todo lo que entra por esos ojos y toda la magia que su cabeza interpreta, tiene un libro publicado y un importante premio por un cuento). Paloma era una niña rubia, con los ojos claros y que llamaba la atención por la calle. Yendo yo un día con ellas de paseo por Pamplona, nos encontramos con alguien y nos paramos a hablar. No recuerdo qué dijo Paloma, pero la persona con la que hablábamos dijo "¡ qué majica! ".
No sé cuántas cosas crearía, imaginaría y soñaría aquella cabeza de pelo rizado, en el camino de vuelta. Sé que cuando llegamos a casa, me dijo : "Mª Jesús,¿ es verdad que Paloma es mágica?.