Acaba de llegarme un mail de advertencia de que me roban descaradamente en la gasolinera, por medio de un programa informático: normal. En un país corrupto, todo sirve para robar.
Y, se me llena la boca diciendo un país corrupto. Llena, llena.
Porque al final, no roba el que no puede. Y todos los que pueden lo hacen (haciendo examen de conciencia, amigos: llamadas por teléfono en el centro de trabajo, o papel, o bolígrafos, o uso de impresoras, o no rendir más que lo estricto o menos si se puede, o salir diez minutos antes, o entrar diez minutos después...que eso también es robar...). Por eso aun no hemos salido a la calle para protestar por la corrupción con cacerolas y pancartas.
Bueno, pues en las gasolineras también nos roban. Así, por la cara.
Cada vez que pedís depósito lleno o euros de gasolina, el programa que se activa en el dispensador es diferente que si pedís 20, 40 ó 60 litros, que es lo que se pide en caso de inspección. Recordad: para no ser robados pedid, siempre en la gasolinera 20, 40 ó 60 litros (nunca lleno o tantos euros). De todos los que tengo mail, os lo he mandado. No he comprobado si es cierto o no, pero no me cuesta pedir de veinte en veinte litros, ahora que lo sé. Y en un año puedo deciros lo que me robaron (anoto todos mis gastos al día, recuerdo de los tiempos en que me costaba llegar a final de mes.Las buenas costumbres no deben perderse).
Y cada vez que me entero de que me roban los que tienen tanto me entran unas ganas locas de coger una pistola e ir a atracarlos...no me atrevo hoy, porque, con el vértigo, iría haciendo eses y me iban a pillar...