-Tanta ansiedad y ahora tardas en salir...
-Ya sabes, es por aquello de Gogol "nuestra vida transcurre entre el ansia de un deseo y la melancolía de una posesión"
-¿tienes miedo del vacío despues de haber escrito?.
-Creo que no.
-Cuenta entonces.
-El domingo fuí a comer a casa de mi hermana pequeña. Mi sobrina, la segunda más pequeña contó que está invitada a una boda el 7 de junio. Según ella hablaba, en mi mente estallaron (no esas bolitas que hay en los sobres acolchados para proteger los envíos, que son un vicio y hacen plif; tampoco el big-ban, que mi cabeza es la de una vieja de pocas luces y no alcanza a tanto) las luces multicolores de la batalla naval de Villagarcía; aquella batalla naval a la que Gerardo decía que iba a ir, pero siempre se perdía porque, en la espera, lo llevaba el sueño en la chaiselongue de la abuela.
(-No te va a entender nadie, eso hay que explicarlo.
-No. Si yo quisiera explicar eso me dedicaría a escribir, porque eso es solo parte de una etapa. La etapa de la silla delante de la puerta. La etapa del carnaval de Xinzo. La etapa de la escuela en el portal. Sabes que no quiero.
-Pero un día quisiste
-Sí, hasta que uno que sabía de que iba me dijo que escribir era una cuestión de oficio, de trabajo, de repaso, de comunicación de lo justo...y yo no quiero eso. Yo quiero decir lo que me nace. Sin más. Nunca me interesó ni la fama ni el éxito y, en honor a la verdad, sé que no tengo nada que aportar ni en la forma ni en el fondo. Solamente quiero jugar y divertirme).
-Te decía (y, por favor, no me interrumpas) que me renació la infancia.
-Cuenta, cuenta.
-Sí, cuento. El 7 de julio tiene que ir a una boda a París. Nada es casual. Me voy con ella.
http://paradeladecoles.blogspot.com/2009_11_01_archive.html
(hay que leer esa entrada y la anterior)