sábado, 14 de enero de 2012

Germinar

 Llegado enero, las patatas de mi cosecha empiezan a germinar como avisándome de que ha llegado la época en que necesitan ser sembradas...
Si les dejo esos brotes, crecen a expensas de la patata y la dejan sequita y arrugada.
Y aunque hay sacos especiales con hormonas  que impiden los brotes, yo prefiero pasar trabajo y quitárselos, uno por uno (hormonas que luego no meto al cuerpo). Y, mientras las limpio, les cuento que ellas me hacen feliz y me alimentan.
Y, aprovechando que telefónica me tiene castigada y la conexión se me va cada dos por tres, me he dedicado a sembrar guisantes (han gente que ya los tiene nacidos, pero yo llevo retraso ).
Y les voy poniendo una caña de bambú a su lado, para que puedan crecer amparados.
Y, según voy plantando les voy hablando de su alto destino: mientras sus compañeros de vaina han sido comidos o conservados hace casi un año, ellos han sido seleccionados para mantener viva la especie...
Y, a veces me pregunto si no les estaré haciendo la pascua con tanta conversación. Que quizá ellos, como muchos humanos, prefieran no pensar ni calentarse la cabeza.