Y hoy es nuevamente castellano, porque sí. Por el ruso, por Mariana, por la madre que me trajo al mundo, que me enseñó a hablarlo. Y, por Hortensia, la compañera de Salamanca que habla un castellano maravilloso.
Y, el día fue diferente, porque me fuí de compras por la mañana y trastoqué un poco los horarios, llegando aquí con una hora de retraso. Pero mi correo está al día y no me llevó ningún tiempo contestarlo, porque soy de las de antes, de las que siempre responden, aunque solo sea para que el que me escriba sepa que he leído y agradezco que me recuerden.
Ayer llevé una enorme alegría, aunque fuera fuera de horario( tengo un horario de llamadas bastante anómalo, sobretodo para trasnochadores y, nadie que me conozca me llama por teléfono más tarde de las diez): El pequeño de la casa, el último de la línea siguiente (linea de hijos-sobrinos), hijo de la pequeña de la casa de la línea propia, ya tiene trabajo. Su primer trabajo, antes de terminar su segunda carrera.
Es verdad que vale. Es inteligente y muy trabajador, pero, además, tiene estrella y no de las de Curros (ai do que leva na frente unha estrela, ai do que leva no bico un cantar), sino de esas que permiten que las cosas nos vayan saliendo rodadas... Ahora le toca demostrar que lo merece...
Cuando era pequeño era tan tiernito como el Chispa (ver lunes 28) y también le daba vergüenza demostrarlo: Empezó el cole y lloraba muchísimo, por no poder estar con su mamá y sus juguetes; su consuelo era su hermana, con la que se juntaba en el recreo y a la que se abrazaba, cada vez que la veía, para llorar; ponía sus bracitos alrededor de la cintura de ella y le arrimaba la cabeza a donde llegaba. Un día, la niña llegó a casa y le dijo a su madre :"hoy se abrazó a mi y me lloró en el corazón" (allí sintió ella su pena) y él dijo: " en el corazón, no, tonta, en la barriga".