Pues sí, da un poco de vértigo ver que no sabes quién te lee y más vértigo pensar en cómo los otros interpretarán lo que tu dices. Porque cada uno habla de lo que el siente, cree, piensa...pero cada persona que lee lo hace desde sí mismo e interpreta lo que él siente, cree, piensa.
Bueno, allá películas.
Hoy tengo un buen día: al fin vendrán por la tarde a empacar la hierba para el invierno; Milo y su padre se ofrecieron a traérmela a la bodega, Manolo el pintor está libre y puede ayudar; los pollos crecen muy bien; los perros, salvo Koro que tiene una pata algo mal, están bien; Marina me regaló un saco de patatas, Aser me regaló una bolsa de limones (ya repartí la mitad) y, salvo el resfriado de Pepita y la infección de la muela de la mujer de José Luis, todo va sobre ruedas en Paradela de Coles.
Pero, algo me preocupa: como el día tiene 24 horas y solamente duermo 9 (¡!), tengo tiempo incluso para ver la tele y, ayer, en las noticias de la noche, en la sexta, la periodista encargada de darlas dijo :"Un chico de 19 años, preso de los celos" (no diré lo que hizo, que es demasiado serio); automáticamente me imaginé al chico, rodeado de barrotes producidos por los celos... En mis tiempos ( cuando yo estudiaba ) uno era presa de los celos, cuando éstos lo atenazaban o presa del pánico... claro que, a lo peor, ahora, cuando es cosa de mujeres somos "presas" y cuando se trata de hombres son "presos", porque así lo manda la ministra Ruído ( que es como le llama César Rodríguez, el autor del blog de La voz de Galicia "Juego de Tronos" a la ministra Aído, porque dice que la han puesto para que haga ruído, cuando hay cosas serias que no interesa tratar. A la pobre, Fernando Ónega le llama la ministra de igual da (traducido al gallego "tanto me ten") y yo la de la paridá, porque la han puesto por ser mujer, pero no dice más que paridas).
Esa señorita que da la noticia ha hecho la carrera de periodismo...Me preocupa.
También me preocupa que, últimamente, en cosas que leo y series de la tele que veo, aparece un chic@ muy inteligente, con gran capacidad en algún campo científico, pero con una absoluta incapacidad para la comunicación. Así lo he visto en el último libro leído ("los hombres que no amaban a las mujeres", hay una experta en informática con ese perfil); en la serie de la sexta Bones (hay un chico joven y la protagonista, ambos incapaces de relacionarse de manera natural)
En la serie diaria, también de la sexta (veo mucho la sexta, porque es irreverente y lo enfoca casi todo desde el humor, (salvo el insoportable narrador de los partidos de baloncesto, que es, para mi insufrible)),Nics ( o algo así) en donde la chica del laboratorio tiene el mismo problema...He leído estos días un artículo en "el Faro de Vigo " y otro en "La voz de Galicia" sobre la forma en que educamos a nuestros hijos, sobreprotegiéndolos o maltratándolos y vuelvo otra vez a preguntarme por qué nunca encontramos el equilibrio...
Lo peor del asunto es que, por muy brillantes que lleguen a ser nuestros jóvenes en cualquier campo, aunque su inteligencia matemática o física o musical o espacial esté absolutamente desarrollada, no habremos hecho nada, no serán felices si no desarrollamos su inteligencia emocional.
En el Japón, abandonada ya aquella nefasta moda de suicidios colectivos de jóvenes, está apareciendo la de los chicos que no salen de su habitación para nada, su conexión al mundo es el ordenador y sus relaciones, todas por chat.
Ellos son el futuro que nos queda, nosotros ya somos, como el precioso libro "el olvido que seremos".