Haceos a a idea, queridos míos, de que hoy no es lunes y ésto lo escribí el sábado, porque tengo un homenaje pendiente para todos vosotros. Y, si hoy no lo hago, a lo mejor ya no me atrevo a hacerlo nunca.
Porque siempre he sido parca en expresiones cariñosas, siempre he tenido demasiado pudor para expresarme con besos y abrazos (que soy un tojo, vamos) y que tampoco de palabra fui demasiado explícita. Y quiero que sepais que nada de eso demuestra falta de cariño, que os lo tengo y lo tuve desde siempre. ¿Cómo si no hubiera podido atesorar tantos recuerdos de todos y cada uno?...Porque, me sé los chistiños de todos, los que casi todos vosotros habeis olvidado. Y, todas estas entradas de blog, son una manifestación de lo que habitualmente no expreso.
Ahí queda, para que os conste.
Nacho siempre fue un niño muy tiernito. Estoy muy contenta porque la vida le está dando ahora la compañía que se merece, porque su pareja es...aún mejor que él.
Bueno, pues cuando él era pequeñito, nació su hermana María y , de repente, no le quedó más remedio que compartir a su mamá y tener menos"colitos" (va para argentinos y vascos habituales: colo, en Galicia es el equivalente a regazo en castellano, a que alguien te levante en brazos, te acune y etc. Evidentemente, colo es mucho más expresivo, es como si te metieran en un espacio redondo y cálido, formado por letras redondas y cálidas..., mientras regazo es como si te dieran una mojadura...de regar en aumentativo).
De repente, quiso la suerte que se pusiera un poco malito, un catarro de poca importancia, pero que hizo que su madre le diera mimos abundantes. Cuando ya el catarro remitió, su madre le dijo: "Ay, que bien, que ya estás sanito" y él, con miedo a perder lo que había recuperado,carraspeó y dijo "Mamá, ¿ésto es tos?"