Me pasé el fin de semana, entre otras cosas, metiendo fotos antiguas en el ordenador, para poder subirlas luego al blog, para regocijo de mi familia: fotos de mi madre de pequeñita; de mi padre y mi madre, todavía solteros; los carnets de prensa de mi padre (uno de ellos le salvó la vida en la guerra); mis hermanas mayores con mi madre; mi padre con Castelao en "El día de Galicia" de 1931 y un etc, largo de enumerar...Y, ahora llevo desde las doce y media intentando meterlas y no hay forma, sin que el ordenador me diga que hay error ni ninguna otra cosa. Este es uno de los motivos por los que la informática puede conmigo. Éste y que de repente diga que "no se ha podido..." sin decir el por qué. Pero, pedirle racionalidad a una máquina es un poco irracional ¿no?.
El viernes acabé de leer "El olvido que seremos". Hacía tiempo que no leía algo tan bonito, profundo y entrañable. El autor, Héctor Abad Facilione, colombiano, nos cuenta la vida de su padre. El título del libro sale de un soneto de Borges, titulado "Epitafio" y que comienza:
"Ya somos el olvido que seremos " y termina "Bajo el indiferente azul del cielo
esta meditación es un consuelo".
Mientras, los seres humanos normales, nos empeñamos en perpetuarnos, en el mismo libro, se nos recuerdan también los versos de Manrique:
"Pues si vemos lo presente,/ como en un punto se es ido y acabado,/ si juzgamos sabiamente,/ daremos lo no venido por pasado"
Y los de Quevedo: "Ayer se fué/ mañana no ha llegado,/hoy se está yendo sin parar un punto,/soy un fué y un será y un es cansado".
Hace tres días, yo le recordaba a un comentarista anónimo, los versos de Juan Ramón Jiménez:
"Y yo me iré / y seguirán los pájaros cantando"...
Y, sin saber porqué, todo lo que haces,ves y sientes, de repente, hace referencia a lo efímero del tiempo, a lo engañoso que es: El pasado no existe porque ya no está; el presente, cada milésima de segundo es pasado y el futuro es, permanentemente, presente... Y entonces leo la pena de Montxu y la transformo en tiempo. Y comprendo al fin, porque los Chuquis, en su nuevo programa de radio, al domingo le llamaron sábado.