Hoy voy a hacer alusiones a algunos de vosotros, los que me visitais de vez en cuando o cotidianamente y a los que yo visito todos los días, haya entrada o no, porque también compruebo si hay nuevos comentarios.(No sé para que digo ésto, si hago alusiones en la mayoría de mis entradas).
Nuevamente me voy a José Enrique y su biblioteca. Y me voy a la tarta que ayer hicieron lo Chuquis y, después de tenerla hecha, buscaron qué celebrar.
Yo voy a celebrar que, por herencia, me gusta todo. Me da igual oir a Maná (esa canción maravillosa de "no hay nada más difícil que vivir sin ti") que a Amaral, que al dúo Dinámico. Las canciones para mi se dividen en dos :Las que tienen segunda voz y las que no la tienen. Me da igual "Quiero ser el único que te muerda la boca" (no es ese el título, sino parte del magnífico estribillo) que "buscando hacer fortuna como emigrante me fuí a otras tierras"(esas maravillosas canciones vascas, con unas segundas voces de muerte...);¿qué más me da "Ya estamos llegando a Pénjamo" que "el camino verde " o "la ovejita lucera"? Cada una de esas canciones forma parte de mi vida, me dice algo...No sé quién me dijo un día "tienes una canción para contestar a cada cosa". Es cierto.
Y me pasa lo mismo con los libros. Si hay alguno que no me guste es, normalmente, porque su autor dijo algo que no me gustó (por ejemplo, el tan celebrado Ruiz Zafón, por su pedantería. No compro un libro suyo ni loca), pero disfruté con todos esos que José Enrique "menosprecia". Incluso disfruté con "El coyote", ""El zorro", "El capitán trueno" y las novelas de amor de Corín Tellado.
Y quiero celebrarlo con la tarta de los Chuquis. Sobretodo, hoy quiero celebrar que me encontré una canción:
Fuí a trabajar. En el coche, cadena cien. Sonó una canción que decía algo así como que "en su vida nunca hubo un príncipe azul". Y yo quiero celebrar que, en la mía, si lo hubo:
Gracias a José Luis Bobillo, un Príncipe azul quiso desencantarme ("El príncipe que todo lo aprendió en los libros")
Y muchos años después, tuve un novio que tenía un castillo.
(Si se puede llamar un castillo al torreón derruído de Villasobroso y se puede llamar un novio a un chico con el que compartes un verano, os mirais con cara de tener complicidades, os dais algún beso furtivo, no demasiado beso y bailais durante todo el verano "La otra noche bailando estuve con Lola").