jueves, 18 de septiembre de 2008

Trabajo

descansando a la sombra,como un perro.


Mis días de horas ante el ordenador van tocando a su fin. Al menos en el campo de los blogs, que luego también tendré sesiones de ordenata, pero a nivel trabajos, consultas y entradas profesionales en general (puesta al día de datos y anotaciones de diversa índole), pero nada de relajarme y dejarme ir.


Voy a echarlo de menos, porque este tiempo para mi fué precioso y he aprendido lo que no viene en los libros.


Por supuesto, siempre encontraré un ratito para entrar, pero con el reloj sobre la mesa, lo que me restará algo de alegría.


Termino hoy con una noticia tonta, de algo que sucedió hace ya semana y media, pero que a mi, en su momento, me dejó un poco hecha polvo: Añiño, aquel cordero que se crió como un perro, ha muerto. El veterinario no pudo hacer nada por él. Su estómago era demasiado tierno para el pienso que tomó.