Comimos, bebimos y fumamos.
Ya solo quedan para enseñar los recuerdos de la cena, porque, de los centollos, no quedó nada, tampoco de los espárragos , ni de las empanadas.
Restos del asado, del puré y del librillo de fumar.
De la fondue quedó poco porque Marga acabó comiéndosela directamente a cucharadas, del recipiente.
Botellas para el contenedor del vidrio.
Y una pila de loza para fregar. Pero os juro que no fue un gusto, fué un gustazo.
Dos generaciones (casi tres) cenando juntas, riendo y cantando juntas.
Para mi, llorar de risa es bastante habitual, pero ayer hubo momentos en los que incluso me dolía el estómago.
Y nos dieron las horas del alba...
Y, si me pongo loca, os hago una recopilación de las tres semanas poniendo un vídeo de Marga cantando: Huele muy bien, canta muy bien y come muy bien.