sábado, 15 de mayo de 2010

Tiempos


Hoy es sábado y, como cada sábado, di un repasito a la casa.

Un repasito, no una limpieza de esas que hace la gente, que pone todo patas arriba y todo queda como los chorros del oro; en mi casa el oro , justo, que soy una pobre de Dios y me preocupa más ser feliz que hacerme una esclava del hogar.

Y, mientras daba el repasito y me reía sola pensando que cuanto menos cobre menos tendré que limpiar la cocina, recordé aquellas cocinas de antaño:

Allá por los años cuarenta, teníamos una "cocina económica". Así se llamaban las cocinas de leña que se fabricaban en Bilbao (creo), de hierro fundido y que sustituían a las "lareiras" que yo no viví (fuego sobre un hogar de piedra, trípode en el que apoyar las tarteras, o cadena para el "pote"). Limpiar aquella plancha y las tarteras que sobre ella se ponían era un trabajo de esclavos.

En los años sesenta, mi madre, que era arriesgadísima, se compró una cocina de butano de cuatro hornillos. Era maravillosa aquella novedad, por lo fácil que era limpiar los quemadores y lo poco que ensuciaban las ollas.

Pronto aparecieron las ollas a presión, con el consiguiente ahorro de tiempo y mayor limpieza,
(hoy ya sustituídas por los robots).

Luego las encimeras eléctricas o mixtas y, después, ésta.

Pobrecita: ella hace todo el trabajo. Incluso se pone a chillar si me equivoco y levanto la tartera sin haber apagado: empieza a pitar, toda alarmada y me pone una efe en rojo delante de los ojos, imposible de no ver.

Y ando muy escamada, porque todas estas novedades que evitan el trabajo de limpiar, me parece que aparecieron desde que los hombres se turnan con nosotras a la hora de limpiar la cocina.

jueves, 13 de mayo de 2010

Invitación




He oído muchas veces decir: "yo, por las buenas, soy buenísima; pero por las malas..."




Ser bueno por las buenas, es decir, con aquellos que son buenos con nosotros,no es bondad. Puede ser justa correspondencia o agradecimiento, pero no es bondad.


Al menos, eso creo yo.


Y creo que la bondad es portarse bien y ser generoso incluso con aquellos que no lo son con nosotros.


Si respondemos con malos modos a la falta de educación de los demás, ellos están diciéndonos cómo debemos comportarnos nosotros. Y creo que no debe ser así.


Yo creo que soy bondadosa.


Por eso hoy invito al gobierno a compartir conmigo esas primeras fresas salvajes de mi huerto.


Ni juntando el cinco por ciento de todos los funcionarios de España se podría pagar el placer de saborear esas primeras fresas salvajes.


Para ti, María Teresa, que hace poco nos prometías que no nos congelarías el sueldo (somos nosotros los que nos hemos quedado helados) y para ti, José Luís, que dijiste que nunca tocarías las prestaciones sociales (son ellas las que te van a prestar lo que necesitas).
Yo invito.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Funcionarios

Sí.
Siempre pagamos los mismos.
Pero, os lo juro, cobro con gusto un cinco por ciento menos si, efectivamente, los altos cargos y los políticos cobran un quince por ciento menos y no lo compensan con dietas ni comisiones.