viernes, 5 de septiembre de 2008

La más cordera

Ayer hablé de Añiño, al que fuí a visitar por la mañana y ya está como un reloj, aunque, para evitar males mayores, no lo dejaron ir a la granja.
Por lo tanto, hoy no hubo desfile.
Por cierto, me recuerda Montxu, un vasco de Bilbo, que en la ciudad no tiene la suerte de ver esos desfiles...¡Quién me diera a mi en la aldea un museo como el que tu tienes en tu ciudad!...
Vayámonos conformando cada uno con lo que tenemos, porque, como dicen en mi tierra "eche o que hai"..., disfrutémoslo.
Pues, creo que en todas las casas, en todas las familias hay alguien más tierno que los demás "un cordero","una cordera", que sufre o disfruta con más intensidad que el resto de la familia. En nuestro caso, la " cordera " es mi hermana la mayor, cuya felicidad dependía de las cosas más sencillas: "abuela, si me das ese pañuelo soy feliz", "bueno, hija, pues si de eso depende tu felicidad, toma"; un pañuelo, un corcho, un cromo o una botella, cualquier cosa. Pero, ay, que también cualquier cosa la hacía sentirse profundamente desgraciada...:
Siendo pequeñita fué a pasar una temporadita a casa de la abuela (no sé por qué motivo), de nuestra abuela de Villagarcía. Echaba muchísimo de menos a papá y mamá, por aquel entonces, sobretodo a mamá. Debió sentirse la niña más desgaciada de este mundo, hasta que mi madre fué a Villagarcía. Desde el momento en que llegó, se agarró a su falda y, por miedo a perder la felicidad recuperada, no se volvió a soltar.
Llegado un momento, mi madre tuvo que ir al baño, pero ella no soltó la falda. Mi madre, por pudor, se dió la vuelta y ella, tocándole el culo dijo :"mamá, ¿estás ahí?"
Y, la cordera, aún no ha dejado de ser niña...

jueves, 4 de septiembre de 2008

Hoy, me lo ha dicho Hortensia,es el día de la amistad

La familia y uno más (José Alonso)
En la foto de la izquierda (1950 más o menos)faltan papá y un hermano y hermana.
En la del centro solamente están mamá y las hermanas mayores, en el coche de papá, que hacía la foto( 1941 ó 42)
(Las fotos van por Pedro, pero nada tienen que ver con esta entrada)

Y, sin yo quererlo, para mi se ha convertido en un día la mar de sociable. Me explico: hay días, aquí, en la aldea, en los que no veo a nadie ni hablo con nadie. Solamente me encuentro con la panadera y el chico del aula de informática. Hoy fuí a la granja y me encontré con Milo, Pili, Anita, Arturo y Angelito.



Milo fué a llevarle bicarbonato para "Añiño".



No tengo perdón de Dios, nunca os hablé de "añiño". Añiño, como ya habrán entendido los gallegos que me leen, es un corderito. Su madre enfermó de una mamitis, por lo que no pudo amamantarlo y Pili decidió criarlo a biberón. Es un gusto verlos cuando van hacia la granja (entre la casa donde viven y la granja hay cien metros): En fila india, para no parar a los coches (los coches paramos igual, solo por verlos) Pili, Angelito, Añiño, un perro, otro perro, y Anita.


Y, si prestáramos un poquito de atención a la naturaleza, veríamos las maravillas del aprendizaje: Añiño viene cuando lo llamas y mueve el rabo cuando lo acaricias, igual que un perro, que es con quienes convive.


Bueno, pues Añiño está enfermo porque se dedicó a comer pienso de las gallinas y él es un herbívoro y le sentó como un cuerno. Yo le hablé a Pili del problema de las "Vacas locas", cuyo origen fue (creo) alimentarlas con piensos con grasas animales. Y los piensos de las gallinas, al ser éstas animales omnívoros, tienen grasas animales. No sé si el remedio de Milo será suficiente o habrá que usar un vomitivo. Yo voy a triturarle maiz esta tarde, aunque supongo que deberá estar un par de días sin probar bocado. Hoy necesitamos a una chica argentina que dice que es bióloga y le llaman Mariana, la porteña ( a lo mejor nos da puerta y nos manda a la calle), aunque no estaría mal, en los comentarios, el consejo de María la de Sisa, que dicen que también es bióloga y además veterinaria y algo de eso sabrá...


Bueno, pues después de encontrarme con la mitad de la aldea, en la panadería me encontré con los de la Asociación de Vecinos de El Sobral, que están celebrando la "10ª semana cultural" y hacía meses que no me los encontraba.


Y , al abrir el correo, un mail de Hortensia (el último me lo mandó en junio) ¿es o no un día social?


Para más abundamiento, por la tarde tengo una reunión de trabajo con 15 compañeros.


Y, hoy, después de un mes, el correo ordinario, aparte de facturas y folletos de propaganda me trajo


CARTA DE MI HERMANA MAYOR...CARTA...¡CARTA!

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Contestad por alusiones

Hoy voy a hacer alusiones a algunos de vosotros, los que me visitais de vez en cuando o cotidianamente y a los que yo visito todos los días, haya entrada o no, porque también compruebo si hay nuevos comentarios.(No sé para que digo ésto, si hago alusiones en la mayoría de mis entradas).
Nuevamente me voy a José Enrique y su biblioteca. Y me voy a la tarta que ayer hicieron lo Chuquis y, después de tenerla hecha, buscaron qué celebrar.
Yo voy a celebrar que, por herencia, me gusta todo. Me da igual oir a Maná (esa canción maravillosa de "no hay nada más difícil que vivir sin ti") que a Amaral, que al dúo Dinámico. Las canciones para mi se dividen en dos :Las que tienen segunda voz y las que no la tienen. Me da igual "Quiero ser el único que te muerda la boca" (no es ese el título, sino parte del magnífico estribillo) que "buscando hacer fortuna como emigrante me fuí a otras tierras"(esas maravillosas canciones vascas, con unas segundas voces de muerte...);¿qué más me da "Ya estamos llegando a Pénjamo" que "el camino verde " o "la ovejita lucera"? Cada una de esas canciones forma parte de mi vida, me dice algo...No sé quién me dijo un día "tienes una canción para contestar a cada cosa". Es cierto.
Y me pasa lo mismo con los libros. Si hay alguno que no me guste es, normalmente, porque su autor dijo algo que no me gustó (por ejemplo, el tan celebrado Ruiz Zafón, por su pedantería. No compro un libro suyo ni loca), pero disfruté con todos esos que José Enrique "menosprecia". Incluso disfruté con "El coyote", ""El zorro", "El capitán trueno" y las novelas de amor de Corín Tellado.
Y quiero celebrarlo con la tarta de los Chuquis. Sobretodo, hoy quiero celebrar que me encontré una canción:
Fuí a trabajar. En el coche, cadena cien. Sonó una canción que decía algo así como que "en su vida nunca hubo un príncipe azul". Y yo quiero celebrar que, en la mía, si lo hubo:
Gracias a José Luis Bobillo, un Príncipe azul quiso desencantarme ("El príncipe que todo lo aprendió en los libros")
Y muchos años después, tuve un novio que tenía un castillo.
(Si se puede llamar un castillo al torreón derruído de Villasobroso y se puede llamar un novio a un chico con el que compartes un verano, os mirais con cara de tener complicidades, os dais algún beso furtivo, no demasiado beso y bailais durante todo el verano "La otra noche bailando estuve con Lola").

martes, 2 de septiembre de 2008

Porque ayer no dije nada

Se queja Jose Enrique de lo pacato de su biblioteca infantil, de la literatura de su infancia, cuando, de alguna forma ya había dejado de existir el Índice, que era una lista de todos los libros que estaban prohibidos por muy diferentes causas. Y, en ese índice estaba Rousseau, al lado de Víctor Hugo que tan pecaminoso era leer "El Emilio" como "Los Miserables". Pero, nosotros teníamos esos libros, quizás por ser hijos de un inquieto al que tanto le daba leer los mencionados como "La Perfecta casada" o las novelas del "Coyote".
Y me recuerdo a mi misma, con "los Miserables" escondido no sé dónde, porque pertenecía a las obras completas de autor, en unos libros de 25 por 40, que no había forma de esconder... Y me recuerdo, como todos los hermanos, consultando aquel diccionario de dos volúmenes que, si lo ponías derecho se abría siempre por la página de "madame Recamière", que llevaba un grandísimo escote y, paradójicamente no se abría por "la libertad guiando al pueblo", que llevaba los pechos al aire...
Mi hermana la mayor, que todo lo leía, en "El Emilio", en la portada había puesto "NO SE PUEDE LEER". Yo lo intenté muchas veces, por aquello de lo prohibido, pero llegué a la conclusión de que quería decir "Es imposible leerlo, no hay quién lo entienda."

En respuesta. Para ti, Pedro, que sabes de volar.




Llevo un rato intentando subir un par de imágenes, pero, que si quieres arroz, catalina.

En principio pensé en subir unas del año 1925 (los carnets de prensa de mi padre), pero, en honor a Pedro, he decidido subir las de Volar.

Porque dos sueños han estado siempre presentes en mi vida (los recuerdo desde que tengo memoria) uno de ellos era tener un caballo y el otro era volar.

Me recuerdo en la infancia, saltando las escaleras, cada vez desde una más arriba y soñando (soñando de verdad) que las saltaba desde arriba de todo (Quizás fue eso lo que originó aquella caída desde el descanso, cuando el pedal de la bicicleta se me incrustó bajo el brazo y me dieron,tumbada en la mesa de la galería, sujetada por Hipólito y dos más que no recuerdo,sin anestesia, catorce puntos de sutura...qué fácil es decirlo y qué difícil soportar aquel dolor...).
Por eso, porque quería saber si se volaba en la realidad como en los sueños, siendo ya una semianciana (que fué "anteayer por la tarde") hice parapente.
Y, ahí estoy, antes de emprender el vuelo y ya volando.
Y es hermoso volar, ver que eres capaz de elevarte, buscando térmicas;comprobar que, en esa inmensidad, dominas un poquito, siendo nada...
Lo malo es que el parapente no es para mi: vuelas media hora y para retornar de nuevo a la montaña de la que saltas, tardas dos horas... en una tarde solamente te da tiempo a volar una vez, dos como mucho...Y nunca eres libre, siempre debe haber alguien, con un coche, donde caigas, para devolverte al mundo.
Y esa no es mi idea de volar, ni de la libertad.
Conclusión: es más bonito volar en sueños.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Abrumada

Abrumada y sin saber que decir, es como estoy.
Porque he llegado y, antes de escribir me he puesto a leer los blogs de mi página.
Y, todos y cada uno me han demostrado que no tengo nada que decir, nada que añadir:
todo está hoy hablado, desde los animales de Pedro a la literatura de José Enrique; pasando por el trabajo de la Chuqui, para prevenir el invierno( voy a hacer de cigarra y ella, hormiguita, que me mande este año la salsa); a la receta increíble del falsario, con literatura incluída; al comentario profundo del psicólogo de Marta; a los inmerecidos elogios de la Porteña; y rematando con la memoria de la cuentista, que me ha hecho llorar con efecto retroactivo.
Nada. Nadita que decir. O, sí: GRACIAS.