viernes, 18 de marzo de 2011

Cerrando capítulos















Hace unos días que tengo el blog en estado de vagancia.




Pero hoy quiero cerrar un capítulo en el que tantos habeis participado y me habeis arropado.




Hoy salieron las últimas agendas para aquellos que enviaron sus fotografías para los quince días de la mujer.



He vivido una rarísima peripecia que coloca a este país en el "de las maravillas", "de los prodigios" y de los "despropósitos": ¿sabíais que podeis mandar certificados a toda Europa sin problemas de aduana, pero que para enviar algo a las Islas Canarias teneis que rellenar un papel declarando Nif de receptor y emisor y el valor de lo enviado? Y yo, infeliz de mi que creía que Canarias era España...
Para Monserrat hay un envío duplicado, para que las adolescentes de su casa, puedan anotar sus primeras citas...

La agenda que os envié no tiene valor económico, pero sí sentimental. Está pagada por el Concello de Vigo, editada por Alén multimedia( una empresa de informática de unos sobrinos míos) e ilustrada por Soraya Picouto, novia de mi sobrino Víctor desde que ambos iniciaron sus carreras en Pontevedra (hace de ésto siete años). Ahí, al fondo los veis a los dos, en una comida en Paradela.
Y, en correos han decidido hacerme cliente especial (uno de los empleados está empezando a sospechar que me gusta, de tantas visitas que le hago y tanto tiempo que paso en el mostrador, mirándolo).
Gracias a todos: a los que me habeis dado ya las gracias y la habeis recibido y a los que pronto la tendreis en vuestras manos, por vuestro apoyo y participación.

miércoles, 16 de marzo de 2011

domingo, 13 de marzo de 2011

Litera- tuya







He tenido la suerte de estar siempre rodeada de literatura. No solamente por los muchos compañeros escritores (José Luis López Cid, Manuel Zabal Lázaro, Víctor Campio Pereira, Miguel Moreiras y un etcoétera bastante largo), sino porque de niña jugué con Carlos Casares, Marifé Santiago Bolaños me nombró como personaje en una de sus novelas, Luz Pozo Garza es parienta lejana y el abuelo de Alfredo Conde y mi abuela eran hermanos.

Ese que veis ahí es su último libro y su dedicatoria (para Mª Jesús, después de años sin saber de ella, con afecto familiar y cierto) me recuerda que , efectivamente, hace muchos años que me vine a la aldea, lejos del mundanal ruído.
He pasado el domingo leyendo. Porque esos a quienes nombro consiguen que la litera-suya se convierta, magicamente en litera-mía.