miércoles, 2 de septiembre de 2009

Los gallegos, los chinos y los perros

En honor a todos mis paisanos que tienen un puntito de locura; en honor a los chinos que conozco, a saber: Fu ches ti, Eu non fun, E quen foi, Eu non sei, Que me dis, Non son quen, Sin to o, Tan to ten...y alguno más que ahora no recuerdo ; y, en honor a todos los perros que son mis amigos o lo han sido (Ten, Seño (culpable de mi felicidad paradelense),Virginia, (que se llamaba Wolf hasta que supe que significaba lobo), Willy, Sorda, Kant, Poli, Sir, Piriviri y Chata que viven ya en el paraíso de los perros), Blas y Turca, Kim de la India, Laia, Dama Koro y Perdi, que me alegran los días, voy a poner una nueva etiqueta que se llamará "desatinos".
El primer desatino va hoy.
Hay libros, hay historias, hay frases en los libros que me pueblan, que me abarcan y me habitan mucho tiempo y me hacen vivir en función de ellas. Algunas durante un tiempo. Otras para siempre.
Un ejemplo de las primeras es un verso de Lorca (dos versos)"en las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, que se me abrieron de pronto como ramos de jacintos". Yo, por el privilegio de ser mujer, conocía cómo se abren los pechos dormidos y qué se siente. Y tan pronto como tuve una tierra me compré unos bulbos de jacintos para poder ver qué sentían ellos, como se abrían...
Esperé, vigilé la tierra, pasé horas mirando...Nada. Fué un engaño. Lorca me tomó el pelo ( pero lo perdono porque todas las horas que pasé mirando, que pasé soñando, imaginando, intentando saber, fueron vívidas. Para quitarle lirismo, como cuando me compro lotería, aunque no me toque, ya me hizo soñar tanto, que compensó su costo).
Un ejemplo de Siempre, de "para siempre" es un relato de Galeano, del "libro de los abrazos",
"La función del arte/1" . La historia del niño al que su padre lleva a ver el mar y ese final:" Y fué tanta la inmensidad del mar, tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:- Ayúdame a mirar".
Siempre que hay algo que me sobrepasa, que me deja sin palabras por su belleza, que me toca las entrañas y escarba en lo profundo, miro arriba y digo "ayúdame a mirar"

martes, 1 de septiembre de 2009

Kim, un perro con soneto

El 19 de agosto, yo os hablaba de Koro (corazón en esperanto), mi perro. Muchos de vosotros comentasteis sobre lo escrito (en una prolongada y consoladora caricia de veinteseis intervenciones). Ya sabeis la mayoría, porque lo he comentado en un post, que no contesto a los comentarios, simplemente, me voy de visita a vuestros blogs, a escuchar lo que vosotros querais contarme.
Pero, esos comentarios me acompañan hasta que encuentro la ocasión. Y, hoy creo que la encontré, para responderle, por lo menos a Blanca Andreu.
Porque ella hoy nos habla en su post de Don Ramón María del Valle Inclán, para mi, un "loco" maravilloso.
Y respondo a su comentario, con dos versos del último terceto que el poeta José Hierro hizo a su perro:"los perros, los gallegos y los chinos son paradigma de los desatinos".

Don Ramón era gallego. Yo, humildemente, también lo soy. Pero, no sé si seré un poco racista: quedé más contenta de que me asociaran a los perros que a los chinos...

(El soneto lo encontrais en google bajo el título"Blanca Andreu hace bailar a su perro Kim")

domingo, 30 de agosto de 2009

Cuco y Chispa

Tengo que daros alguna aclaración sobre mis "chicos", porque todos os habeis inclinado de forma indiscutible hacia Cuco. Si, yo lo he dicho, es un infeliz en el sentido de bonachón, pacifista y sumiso. Cuando yo lo compré ya era mayor, había pasado mucho
tiempo solo y también mucha hambre. Y eso lo marcó para siempre.
Su primer dueño lo llevaba a los desfiles y a los bares.
Todo el mundo le daba tabaco y cerveza. Ambas cosas le siguen encantando, la cerveza la sorbe ruidosamente y el tabaco lo come con fruición, aunque le gusta más el rubio que el negro. Y, por supuesto, escupe la boquilla.
Pero, ay, se va con quien le da de comer...
El Chispa nació salvaje, en los montes de La Cañiza. Y su punto salvaje sigue vivo. Es insumiso, solamente le quiere a los de casa. Hace tiempo tuve un señor que los llevaba al prado y se quejaba de que era desobediente y era cierto: volvían del prado y él, en vez de irse a la cuadra donde ya tenía el comedero lleno de cosas ricas, se venía a la puerta donde hice el vídeo, a llamarme, para que yo lo mandara guardarse. Tardó más de un mes en considerar que aquel hombre era "de la casa". Su primer dueño se murió de un cáncer y su mujer no lo quería ni lo dominaba. El día que fuí a verlo y se me ocurrió montar, antes de que metiera el segundo pié en el estribo, se puso a galopar como un loco. Y se paró en seco. Como es bajito y yo alta, me costó poco echar pie a tierra. Con anterioridad se me había levantado de patas delanteras... Me dió mucho trabajo, acostumbrada a la sumisión de Cuco. Tuve que inventar mil trucos hasta que comprendió qué lugar ocupamos cada uno. Ahora lo sabe.
No me gustan los seres vivos demasiado dóciles. Todos tenemos que saber que hay un espacio nuestro y tener fuerza para reclamarlo. Ésto no es un reproche al Cuco, porque el hambre debe ser algo terrible. Ésto es un canto al Chispa, que relincha cuando oye llegar mi coche...