
La nostalgia de ayer me duró poco, porque tenía dos opciones:
-Ponerme a escuchar música (que me pondría peor)
-Ponerme a trabajar duramente (que me haría olvidarme)
Y llegó una vecina con esas lechugas de regalo...

Y ese libro, también llegó

en ese sobre. Si seguía triste , sería de puro vicio

Y, hala, a recoger guisantes, que ya están maduros

hay que llevarle la rama a los caballos

y recoger también judías, que se van a estropear

y sulfatar los tomates (¿habeis visto qué grandes ya?)

y las patatas de la segunda tanda y poner las cañas de bambú (que estaban en los guisantes), para ayudar a sujetar los tomates, que crecen que es un gusto

Y arrancar unas pocas patatas

de las primeras que se sembraron y que ya estamos comiendo los escarabajos,

los ratones y yo

Y luego, a mondar guisantes, que hay que congelarlos para todo el invierno

Y, donde estaban los guisantes, sembrar la lombarda, para cuando llegué la navidad

Y luego, sentarme a comer con la maravillosa sensación de habérmelo ganado.
No quedó nada.
Y es que "primum , vivere; deinde, filosofare" Y cuando el filosofare nos mustia, volvamos a lo elemental, a lo primero, al sustento codidiano. Santo remedio.