viernes, 8 de agosto de 2008

¿por qué un título? Aún no sé de que hablaré...

Pues sí, da un poco de vértigo ver que no sabes quién te lee y más vértigo pensar en cómo los otros interpretarán lo que tu dices. Porque cada uno habla de lo que el siente, cree, piensa...pero cada persona que lee lo hace desde sí mismo e interpreta lo que él siente, cree, piensa.
Bueno, allá películas.
Hoy tengo un buen día: al fin vendrán por la tarde a empacar la hierba para el invierno; Milo y su padre se ofrecieron a traérmela a la bodega, Manolo el pintor está libre y puede ayudar; los pollos crecen muy bien; los perros, salvo Koro que tiene una pata algo mal, están bien; Marina me regaló un saco de patatas, Aser me regaló una bolsa de limones (ya repartí la mitad) y, salvo el resfriado de Pepita y la infección de la muela de la mujer de José Luis, todo va sobre ruedas en Paradela de Coles.
Pero, algo me preocupa: como el día tiene 24 horas y solamente duermo 9 (¡!), tengo tiempo incluso para ver la tele y, ayer, en las noticias de la noche, en la sexta, la periodista encargada de darlas dijo :"Un chico de 19 años, preso de los celos" (no diré lo que hizo, que es demasiado serio); automáticamente me imaginé al chico, rodeado de barrotes producidos por los celos... En mis tiempos ( cuando yo estudiaba ) uno era presa de los celos, cuando éstos lo atenazaban o presa del pánico... claro que, a lo peor, ahora, cuando es cosa de mujeres somos "presas" y cuando se trata de hombres son "presos", porque así lo manda la ministra Ruído ( que es como le llama César Rodríguez, el autor del blog de La voz de Galicia "Juego de Tronos" a la ministra Aído, porque dice que la han puesto para que haga ruído, cuando hay cosas serias que no interesa tratar. A la pobre, Fernando Ónega le llama la ministra de igual da (traducido al gallego "tanto me ten") y yo la de la paridá, porque la han puesto por ser mujer, pero no dice más que paridas).
Esa señorita que da la noticia ha hecho la carrera de periodismo...Me preocupa.
También me preocupa que, últimamente, en cosas que leo y series de la tele que veo, aparece un chic@ muy inteligente, con gran capacidad en algún campo científico, pero con una absoluta incapacidad para la comunicación. Así lo he visto en el último libro leído ("los hombres que no amaban a las mujeres", hay una experta en informática con ese perfil); en la serie de la sexta Bones (hay un chico joven y la protagonista, ambos incapaces de relacionarse de manera natural)
En la serie diaria, también de la sexta (veo mucho la sexta, porque es irreverente y lo enfoca casi todo desde el humor, (salvo el insoportable narrador de los partidos de baloncesto, que es, para mi insufrible)),Nics ( o algo así) en donde la chica del laboratorio tiene el mismo problema...He leído estos días un artículo en "el Faro de Vigo " y otro en "La voz de Galicia" sobre la forma en que educamos a nuestros hijos, sobreprotegiéndolos o maltratándolos y vuelvo otra vez a preguntarme por qué nunca encontramos el equilibrio...
Lo peor del asunto es que, por muy brillantes que lleguen a ser nuestros jóvenes en cualquier campo, aunque su inteligencia matemática o física o musical o espacial esté absolutamente desarrollada, no habremos hecho nada, no serán felices si no desarrollamos su inteligencia emocional.
En el Japón, abandonada ya aquella nefasta moda de suicidios colectivos de jóvenes, está apareciendo la de los chicos que no salen de su habitación para nada, su conexión al mundo es el ordenador y sus relaciones, todas por chat.
Ellos son el futuro que nos queda, nosotros ya somos, como el precioso libro "el olvido que seremos".

jueves, 7 de agosto de 2008

Miedo

Miedo me da.
Desde que Nacho me puso el contador, todos los días voy a comprobar si alguien lee mis parvadas. Más o menos, contaba con la familia, porque ésto es casi de nosotros para nosotros y, sabiendo lo charletas que somos incluso los callados, imaginé cuatro o cinco entradas al día y, menuda sorpresa, desde el domingo, más de cien visitas. Y me da miedo. miedo de hablar de mi y hablar de otros, por más que aquellos de los que hablo son los míos, los cercanos y el cariño me puede ( y cuando hablo de mi, me perdono y enseño lo menos malo). Para vencer ese "miedito" (no me quita el sueño) me consolé pensando en aquella historia que contaba Manolo de los Padrosos...
Manolo de Padrosos forma parte de nuestras vidas, para algunos desde siempre y para otros, desde pequeños. Era un factotum a quién mi madre encargaba todos los trabajos, porque sabía todos los oficios, aunque el propio era de carbonero y el contaba que su mote era "O corvo", porque siempre andaba tiznado. Hablaba mucho y, cada vez que tenía que señalar o mostrar algo con los dedos (éralle unha cousiña así), siempre pedía permiso "Con permiso, fíxeno así", "Con permiso, tiña este tamaño"; pero cuando contaba chistes verdes, no pedía permiso ninguno, para regocijo de pequeños y escándalo de mayores...
Manolo había hecho la mili en África y, el tiempo que pasó allá sirvió de inspiración para el resto de su vida. Contaba de lo "sinvergüenzas " que eran unos con otros y que si uno caía en una novatada, deseaba que todos los demás cayeran también. Supongo que a los que entran en mi blog, les pasa lo mismo, nadie comenta nada, para que los demás caigan en el mismo error...
Y contaba el de los Padrosos que una vez habían ido (los soldados) a una especie de parque de atracciones, con muchas cosas que ver. A la puerta de una caseta, en la que costaba 10 céntimos
(la décima parte de una peseta, no de un euro ¿eh?) había un feriante gritando "Pasen y vean, lo nunca visto" y cosas de esas que empujan a entrar...Y, todos los soldaditos, de uno en uno, fueron entrando.
Dentro de la caseta había un burro con un cartel que ponía."HOLA, COMPAÑERO¿ TAMBIÉN POR AQUÍ?"

miércoles, 6 de agosto de 2008

La búsqueda del equilibrio

No echo de menos los tiempos en que estaba segura de mi misma. Porque no sé dónde el idealismo se transforma en fanatismo y todos los fanatismos me dan miedo; incluso ese fanatismo del converso, que ha dejado de fumar y, desde ese momento, nadie puede encender un pitillo..
Yo llevo veinte años sin hacerlo y hoy es el día que persigo el humo, aspirando por la nariz, cuando alguien fuma a mi lado. Y, cada día, al levantarme, he de decirme "hoy no fumo", porque solo soy capaz de proponérmelo a corto plazo.
Y me causa estupor que los tertulianos de la tele, de cualquier cosa (da igual política, que opinión, que corazón) defiendan siempre una sola postura. Supongo que el truco está en que jamás escuchan la opinión del otro: mientras el otro habla, están preparando su siguiente argumento.
Y que conste que me gusta que la gente se apasione con las ideas y las defienda, si no fuese así, el mundo sería un aburrimiento; pero siempre tengo la impresión de que no escuchan por miedo a ser convencidos.
He cambiado tantas veces de opinión sobre las cosas, que he llegado a la conclusión de que lo absoluto no existe. Verdades como puños sobre el comportamiento, teorías políticas clarísimas,
opiniones sobre lo divino y lo humano se me han ido al traste sin que me haya enterado demasiado: un buen día me desperté y era otra. ( En castellano se dice enajenarse; en gallego, allearse, aqueloutrase, tolear).Soy una víctima de la interacción.
Mariana ha escrito para mi en su blog, me regala canciones y poemas. Pero son canciones y poemas de otros, yo prefiero que Mariana escriba a Mariana o que me diga que entiende en la canción y el poema...porque, ante la misma lectura, cada uno entendemos una cosa...no hay más que leer las opiniones de la gente que comenta en los blogs: todas nos enriquecen, porque cada uno leyó con sus ojos y su inteligencia. Y, porque como dijo el Zorro :la palabra es fuente de malentendidos:
Hace muchos años, Abel se fué a pasar unos días con su abuela. Era muy curioso o quizás estaba aburrido y buscó en qué entretenerse. Encontró la caja de costura de la abuela (la que seguro no tiene la Chuqui). En ella (eran otros tiempos en que todo se reciclaba) la abuela guardaba una bombilla, que usaba para zurcir los calcetines, porque la aguja se deslizaba muy bien sobre el cristal, mejor que sobre los huevos de madera que se vendían a tal efecto; Abel preguntó : "abuela,¿para qué es esta bombilla?" ;la abuela respondió "para coser". Siguieron, cada uno a lo suyo. Pasó el tiempo. Volvió Abel con sus padres. Un día se fundió un bombilla en su casa; su padre la cambió y, cuando iba a tirarla a la basura, Abel le dijo " papá, no la tires, que te la cose la abuela"

martes, 5 de agosto de 2008

martes, pero no trece

Y hoy es nuevamente castellano, porque sí. Por el ruso, por Mariana, por la madre que me trajo al mundo, que me enseñó a hablarlo. Y, por Hortensia, la compañera de Salamanca que habla un castellano maravilloso.

Y, el día fue diferente, porque me fuí de compras por la mañana y trastoqué un poco los horarios, llegando aquí con una hora de retraso. Pero mi correo está al día y no me llevó ningún tiempo contestarlo, porque soy de las de antes, de las que siempre responden, aunque solo sea para que el que me escriba sepa que he leído y agradezco que me recuerden.

Ayer llevé una enorme alegría, aunque fuera fuera de horario( tengo un horario de llamadas bastante anómalo, sobretodo para trasnochadores y, nadie que me conozca me llama por teléfono más tarde de las diez): El pequeño de la casa, el último de la línea siguiente (linea de hijos-sobrinos), hijo de la pequeña de la casa de la línea propia, ya tiene trabajo. Su primer trabajo, antes de terminar su segunda carrera.

Es verdad que vale. Es inteligente y muy trabajador, pero, además, tiene estrella y no de las de Curros (ai do que leva na frente unha estrela, ai do que leva no bico un cantar), sino de esas que permiten que las cosas nos vayan saliendo rodadas... Ahora le toca demostrar que lo merece...
Cuando era pequeño era tan tiernito como el Chispa (ver lunes 28) y también le daba vergüenza demostrarlo: Empezó el cole y lloraba muchísimo, por no poder estar con su mamá y sus juguetes; su consuelo era su hermana, con la que se juntaba en el recreo y a la que se abrazaba, cada vez que la veía, para llorar; ponía sus bracitos alrededor de la cintura de ella y le arrimaba la cabeza a donde llegaba. Un día, la niña llegó a casa y le dijo a su madre :"hoy se abrazó a mi y me lloró en el corazón" (allí sintió ella su pena) y él dijo: " en el corazón, no, tonta, en la barriga".

lunes, 4 de agosto de 2008

Va por Mariana, porteña con inquietudes.

Hoy, vuelvo al castellano en honor a Mariana. Mariana es, por lo que sé, una chica argentina que tiene un blog. En el habla de España, con ojos argentinos y tiene cosas muy, muy bonitas.
Llegué a su blog por casualidad, como siempre, y, poco a poco fuí leyendo todo lo que lleva escrito. Añadí comentarios a sus pensamientos, comprendí lo sola e incomprendida que se siente a veces, ante nuestra reacción a sus costumbres; vi su apasionada defensa de las mismas ( el mate es un ejemplo), su necesidad de mantener su identidad, de no desarraigarse...su nostalgia de su tierra ¿qué gallego no entiende eso?...
Y con la etiqueta de "historia" leí lo que sabe sobre los niños que los padres defensores de la república y con ideales comunistas enviaron a Rusia, cuando la guerra se decantaba hacia el bando contrario. Dice que no hablamos del tema y es cierto. Es cierto, al menos, en parte:
La mayoría de las personas que podrían hablar de aquel dolor,de aquel desgarro, han muerto, los que, como yo, conocemos el tema de oídas, no tenemos datos; los más jóvenes, los que tienen la edad de Mariana, en su inmensa mayoría, no han oído hablar de ello, a no ser en las zonas concretas en las que pasó, porque, según tengo entendido, la mayor parte de los niñ@s eran asturianos y vascos. Y, perdida la guerra, los niños no volvieron y , posiblemente, sus padres fueron represaliados. Pasados los años, de ésto, con perspectiva, hablará la historia. Supongo.
Y hablará también de otro dolor producido también por la guerra, aunque sea hoy políticamente incorrecto: la división azul.
Porque tu no lo sabes, Mariana, pero cuando en Europa estalló la guerra, Hitler vino a pedirle a Franco que le devolviera el favor de haberle ayudado a ganar la guerra...Franco alegó demasiados muertos en la nuestra, pocos hombres para poner de nuevo en marcha el país y no sé cuantas cosas, pero consiguió convencer al alemán de que no podía ayudar, pero que enviaría una división de voluntarios. Y, efectivamente, así lo hizo. Creo, sinceramente creo, que se anotaron voluntarios los más idealistas, los que creían algo (erróneo o no) y estaban dispuestos a luchar por ello. Y, fueron. Y perdieron. Según tengo entendido, lucharon en Rusia.
Y fueron derrotados. Supongo que humillados y escarnecidos. Como siempre lo son los derrotados...Quiero imaginar que aquellos niños separados de sus padres, añorando el amor y la palabra (no hay nada más cruel que no poder comunicarse),habrán encontrado a algún divisionario, habrán hablado y se habrán abrazado, llorando, felices de recuperar, allá, tan lejos, la tierra que los vió nacer. Unos y otros ( del bando vencedor y del vencido), sintiendo lo mismo y sin poder volver, porque entre España y Rusia no había ningún tipo de relación.
Pasados muchos años, unos y otros (alguno de cada), han vuelto. Pero ninguno era el mismo que se fue (Al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar...), que el dolor nos transforma y, a veces nos hace como nunca hubiéramos querido haber sido.
La guerra es mala y siempre todos, todos, pierden.
Los seres humanos nos pasamos la vida defendiendo y peleando por las diferencias, sin ver que los sentimientos (el dolor y la alegría; la nostalgia; el desarraigo; el desamparo; la necesidad de inclusión, la de mantener nuestra identidad...) nos igualan a todos.