La vida sigue, con sus rutinas que, aunque parezca mentira, impiden el aburrimiento.
En esta finquita me echó el año pasado el señor José las patatas. Este año no sembré nada, y la estoy abonando abundantemente para que reponga fuerzas.
Y, después de lavar el tractor,
extendí el abono caballar...
Y, mientras yo hacía ese trabajo, esta amiga preparaba un nido para su prole, que la vida del campo es un no parar.
También yo repongo fuerzas y me freí unas riquísimas patatas
una compota de manzana, con azúcar y canela (dos cucharadas de agua y diez minutos de microondas).
pinchitos
remolacha (que nunca falta en la mesa)
Y, al fin terminamos la tarta helada y nos chimpamos un bote de melocotones.
Porque nosotros lo valemos.
La vida sigue igual.
lunes, 23 de julio de 2012
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