Ya está la golondrina en su nido,
aunque lo abandona cuando ando cerca.
También, peligrosamente cerca, esa ggata que me mira intrigada, porque no suelo asomarme a esa ventana.
Desde la galería se ve como empiezan a colorear las cerezas.
La sorpresa me la dieron las avispas , que hicieron un enorme avispero en el almacén de las herramientas
y, ya puestas, me picaron en la cara...
Para Alma de Adra esas guindas, ligeramente ácidas
Para los demás, esas cerezas, ligeramente dulces.
Y ahí, naciendo, las calabazas. De Totana, nada menos. Gracias, Diego Villa.
Hoy hacía tanto frío, a pesar de ser el primer día del verano, que estuve quemando papeles viejos en la chimenea.
Este fin de semana no habrá canasta: mi hermana y Abel se han ido a Bristol a celebrar el cumpleaños de Uxía y Guille.
Para todos, feliz verano.
viernes, 21 de junio de 2013
domingo, 16 de junio de 2013
Golondrinas
Mi casa tiene nuevas habitantes,
que con trabajo y tesón has hecho su nido, por primera vez, en el balcón del norte.
Para los de siempre, adobé unas patatas
En principio éramos tres.
A que no tiene mala cara ese asado de cinta de lomo ¿eh?
Mi hermana trajo esos pescaditos que se comieron en segundos.
Y ahí, mi orgullo: el fruto de mi trabajo, guisantes de mi huerto, la primera flor de brécol, que os enseñé la pasada semana, patatas de mi trabajo , lechuga de Cuco y espárragos trigueros. No quedó nada.
De esa pizza rara, algo quedó, pero no mucho, porque al final apareció Abel , que vino desde Arteixo, a donde fue a competir en triatlon. Y tenía hambre.
Ganamos las madres nuevamente. En el cómputo general vamos 7 a 5.
No está mal para dos ancianitas, compitiendo con treintaañeros.
Es posible, a pesar del frío, que la semana que viene os enseñe una cesta de cerezas.
No imaginais las ganas que tengo.
que con trabajo y tesón has hecho su nido, por primera vez, en el balcón del norte.
Para los de siempre, adobé unas patatas
En principio éramos tres.
A que no tiene mala cara ese asado de cinta de lomo ¿eh?
Mi hermana trajo esos pescaditos que se comieron en segundos.
Y ahí, mi orgullo: el fruto de mi trabajo, guisantes de mi huerto, la primera flor de brécol, que os enseñé la pasada semana, patatas de mi trabajo , lechuga de Cuco y espárragos trigueros. No quedó nada.
De esa pizza rara, algo quedó, pero no mucho, porque al final apareció Abel , que vino desde Arteixo, a donde fue a competir en triatlon. Y tenía hambre.
Ganamos las madres nuevamente. En el cómputo general vamos 7 a 5.
No está mal para dos ancianitas, compitiendo con treintaañeros.
Es posible, a pesar del frío, que la semana que viene os enseñe una cesta de cerezas.
No imaginais las ganas que tengo.
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