sábado, 23 de julio de 2011

Procesos

Comentaban ayer en mi post María (hablando del envasado del orégano), Anna (hablando de su triturado) y la Abuela Ciber (disfrutándolo en tostadas con aceite de oliva).
Yo ni lo envaso, ni lo trituro ni lo tomo en tostadas: lo pongo en ramilletes,
después de seleccionarlo,
echo en un tarro las flores que no tienen rabo
y, el resto lo cuelgo a la sombra,
en la bodega, para repartir, cuando está seco, con los que me lo piden...
Y, como la naturaleza tiene sus tiempos, algún día os mostré las flores de quiwi, que han dado lugar a esos frutos
y a esos. Estarán en su punto a finales de octubre.
A esos melocotones les faltan, como mucho, quince días.
Esas eran Mila, Lola y Sole. Lola se fué con Pilar, que se encaprichó por ella,
Mila ha cambiado de sitio, para dejarle el suyo a Sole,
que se había quedado en casa de mi hermana y estaba raquítica. Ha venido a reponerse con los aires aldeanos y, aunque algo a mejorado, la diferencia con su hermana es tanta que llevo una semana hablándole... (incluso le he cantado, a ver si funciona).

viernes, 22 de julio de 2011

Filosofanta

Hoy me desperté "filosofanta" (decir filosófica me parece un insulto a la sabiduría) y me puse a pensar que me daría pena morirme sin...
Un momento, antes he de aclarar que yo pienso en la muerte cada día : sobretodo cada noche, al acostarme , antes de dormir , pienso que quizá ya no me despierte.
Y no lo pienso con pena, ni con miedo, es , simplemente, que sé que eso puede suceder. Quizá sea esa cercanía a la muerte la que me hace ser generosa y andar siempre repartiendo, porque ya que a mi no me hará falta, que lo disfruten los demás. Y no me impide hacer planes, porque siempre habrá quien los continúe si yo falto y soy feliz mientras planifico y quemo etapas.
Y creo que también es esa cercanía con la muerte la que me hace disfrutar cada segundo de la vida.
Para disfrutar me sirve una rara ciruela,
la recolección del orégano, con el que haré ramilletes,
la comprobación del sistema de la vieja radio de mi padre, que señala en qué color debe estar el cursor
para sintonizar cada emisora, (un lujo sintonizar otros países en los tiempos de Franco)
maravillarme de que en 1950 se pensara en cinco tipos de tensión diferentes (yo solamente conozco 125 y 220)
y de que dentro hubiera un transformador para adaptar cada una de las tensiones
tener inquietud para buscar y desentrañar misterios
o sentirme feliz de que la báscula de la abuela, de fabricación inglesa y que marca kilos y libras, me diga que una de mis patatas pesa 850 gramos.
Sí, creo que vivo intensamente porque soy consciente de mi muerte en cualquier momento.
Pues, pensaba yo que me da pena morirme sin haber conocido a habitantes de otros mundos, sin saber cómo han gestionado ellos sus espacios y si han sido más inteligentes que nosotros o también han convertido sus galaxias respectivas en estercoleros donde unos pocos ensucian y muchos pasan hambre.

miércoles, 20 de julio de 2011

Fotografías del siglo pasado

El recién es mi madre, que nació en 1913, con mi abuelo (José Mouriño, vaya por dios) y mi abuela
Este es el reverso de la fotografía que viene a continuación. Supongo que está hecha entre 1890 y 1900, porque ella es una de las tías de mi abuela y que la crió, ya que se quedó huérfana de madre muy pequeñita. Y, para hacerse una foto, había que ir a Madrid...
Ella es la tía Consuelo, que con sus hermanas Dolores y Mercedes, criaron a cuatro sobrinas huérfanas de madre: Concha, María, Anuncia y Mercedes. Fotografía solamente hay de Consuelo.

Me preguntaba ayer Monserrat Sala que de dónde había salido yo (tan aficionada a las labores del campo ) y me decía que no le parecía raro que echase de menos el pasado.
Y no es esa la impresión que quiero dar: yo he nacido en una familia, como otros han nacido en otra. Nací en el primer mundo y no en el tercero. Nací mujer y no hombre. Nací después de la guerra y no ahora.
Sobre todo eso no tengo ni mérito ni culpa: ni presumo ni lo oculto. Son hechos. Nada más.
Me gustan esas fotos porque son documentos, pero a mi vida de hoy no suman ni restan nada.
Lo que suma y resta es lo que hago con mi vida cada día, libremente; lo que suma es haber nacido en un entorno en el que me ha sido permitido elegir y me han formado para ello.

domingo, 17 de julio de 2011

Los trabajos del verano

Aún me dura el cansancio del sábado y eso que yo no hice nada
Es solamente la desazón que produce que tienes que estar pendiente de que las cosas queden en su lugar, esperando el invierno
Empezaron a trabajar de día, pero esa última carga llegó a las once de la noche
cuando la luna estaba así, alumbrando.