Un momento, antes he de aclarar que yo pienso en la muerte cada día : sobretodo cada noche, al acostarme , antes de dormir , pienso que quizá ya no me despierte.
Y no lo pienso con pena, ni con miedo, es , simplemente, que sé que eso puede suceder. Quizá sea esa cercanía a la muerte la que me hace ser generosa y andar siempre repartiendo, porque ya que a mi no me hará falta, que lo disfruten los demás. Y no me impide hacer planes, porque siempre habrá quien los continúe si yo falto y soy feliz mientras planifico y quemo etapas.
Y creo que también es esa cercanía con la muerte la que me hace disfrutar cada segundo de la vida.
Para disfrutar me sirve una rara ciruela,
Sí, creo que vivo intensamente porque soy consciente de mi muerte en cualquier momento.
Pues, pensaba yo que me da pena morirme sin haber conocido a habitantes de otros mundos, sin saber cómo han gestionado ellos sus espacios y si han sido más inteligentes que nosotros o también han convertido sus galaxias respectivas en estercoleros donde unos pocos ensucian y muchos pasan hambre.