En honor a todos mis paisanos que tienen un puntito de locura; en honor a los chinos que conozco, a saber: Fu ches ti, Eu non fun, E quen foi, Eu non sei, Que me dis, Non son quen, Sin to o, Tan to ten...y alguno más que ahora no recuerdo ; y, en honor a todos los perros que son mis amigos o lo han sido (Ten, Seño (culpable de mi felicidad paradelense),Virginia, (que se llamaba Wolf hasta que supe que significaba lobo), Willy, Sorda, Kant, Poli, Sir, Piriviri y Chata que viven ya en el paraíso de los perros), Blas y Turca, Kim de la India, Laia, Dama Koro y Perdi, que me alegran los días, voy a poner una nueva etiqueta que se llamará "desatinos".
El primer desatino va hoy.
Hay libros, hay historias, hay frases en los libros que me pueblan, que me abarcan y me habitan mucho tiempo y me hacen vivir en función de ellas. Algunas durante un tiempo. Otras para siempre.
Un ejemplo de las primeras es un verso de Lorca (dos versos)"en las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, que se me abrieron de pronto como ramos de jacintos". Yo, por el privilegio de ser mujer, conocía cómo se abren los pechos dormidos y qué se siente. Y tan pronto como tuve una tierra me compré unos bulbos de jacintos para poder ver qué sentían ellos, como se abrían...
Esperé, vigilé la tierra, pasé horas mirando...Nada. Fué un engaño. Lorca me tomó el pelo ( pero lo perdono porque todas las horas que pasé mirando, que pasé soñando, imaginando, intentando saber, fueron vívidas. Para quitarle lirismo, como cuando me compro lotería, aunque no me toque, ya me hizo soñar tanto, que compensó su costo).
Un ejemplo de Siempre, de "para siempre" es un relato de Galeano, del "libro de los abrazos",
"La función del arte/1" . La historia del niño al que su padre lleva a ver el mar y ese final:" Y fué tanta la inmensidad del mar, tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:- Ayúdame a mirar".
Siempre que hay algo que me sobrepasa, que me deja sin palabras por su belleza, que me toca las entrañas y escarba en lo profundo, miro arriba y digo "ayúdame a mirar"