martes, 2 de septiembre de 2008

Porque ayer no dije nada

Se queja Jose Enrique de lo pacato de su biblioteca infantil, de la literatura de su infancia, cuando, de alguna forma ya había dejado de existir el Índice, que era una lista de todos los libros que estaban prohibidos por muy diferentes causas. Y, en ese índice estaba Rousseau, al lado de Víctor Hugo que tan pecaminoso era leer "El Emilio" como "Los Miserables". Pero, nosotros teníamos esos libros, quizás por ser hijos de un inquieto al que tanto le daba leer los mencionados como "La Perfecta casada" o las novelas del "Coyote".
Y me recuerdo a mi misma, con "los Miserables" escondido no sé dónde, porque pertenecía a las obras completas de autor, en unos libros de 25 por 40, que no había forma de esconder... Y me recuerdo, como todos los hermanos, consultando aquel diccionario de dos volúmenes que, si lo ponías derecho se abría siempre por la página de "madame Recamière", que llevaba un grandísimo escote y, paradójicamente no se abría por "la libertad guiando al pueblo", que llevaba los pechos al aire...
Mi hermana la mayor, que todo lo leía, en "El Emilio", en la portada había puesto "NO SE PUEDE LEER". Yo lo intenté muchas veces, por aquello de lo prohibido, pero llegué a la conclusión de que quería decir "Es imposible leerlo, no hay quién lo entienda."