Hoy va a ser corto, porque es solamente para aclarar dos puntos.
PRIMERO
Ayer hice huelga para decirle con mi "no trabajo" al señor Zapatero que su política de derechas no me gusta. Que quiero seguir siendo solidaria con los que menos tienen.
Pero quiero decirle a los sindicatos que no se sumen un tanto conmigo, porque tampoco estoy de acuerdo con ellos que usan los mismos argumentos que los empresarios y LOS MISMOS SISTEMAS DE CONTRATACIÓN PRECARIA en sus sedes.
SEGUNDO
Esta es una respuesta a Ramón que me pregunta si sé cómo sigue lo de "sábado sabadete": en los años ochenta del siglo pasado había un anuncio de un espray limpiamuebles que decía "cambia el polvo por brillo". Querido Ramón he cambiado tantas veces el polvo por brillo que soy algo así como el lema de la RAE :"limpia, fija y da esplendor"...siempre esplendorosa, incluso en el sabadete.
jueves, 30 de septiembre de 2010
domingo, 26 de septiembre de 2010
Comer y beber en buena compañía (sábado sabadete)
Hablé por la noche con mi hermana pequeña.
"¿me invitas a comer?"- me dijo.
Naturalmente.
Y yo, que estoy siempre deseando tener un motivo para abrir una botella, le dije:
-Hoy celebramos, por ejemplo, que no nos duelen las muelas.
(La gente solamente se acuerda de lo feliz que era cuando no le dolían, en el momento en que le duelen).
Ahí teneis. Ensalada de tomate, espárragos trigueros, pimientos morrones y bistecs con patatas.
Y postre. Sin frutero.
Y vino Faustino a hacernos reir.
viernes, 24 de septiembre de 2010
Peral enano
Supongo que para alguno de vosotros esa caja de peras y las que todavía cuelgan del árbol, un peral enano que mide metro y medio e incluso es más pequeño que la planta del tomate, le parecerá una nimiedad.
En estos tiempos no hay más que ir al mercado y se ven frutas brillantes, sin la más mínima marca, perfectamente iguales unas a otras.
Es muy probable que sean algo insípidas y estén llenas de pesticidas, porque de no ser así, los que se dedican a su venta tendrían un negocio ruinoso: nacerían pocos frutos y se pudrirían pronto. Pero entre ceras, plaguicidas y cámaras,la fruta es rentable.
La mía no necesita serlo. No vivo de eso. La comparto con familia y amigos y la como en su momento (salvo las mermeladas, salsas y frutas en almíbar que se comen en invierno).
Aparentemente, es cochambrosa (según me dice un comentarista en el post anterior) y parece que ha sufrido sequía y falta de cuidado. Pero no sabeis cuánto siento que los aromas no se propaguen por los cables de la red: tienen un olor tan "de antes", tan real y tan increíble que antes de entrar en la boca ya han alimentado todas nuestras necesidades.
A mi , incluso me hacen feliz.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
sábado, 18 de septiembre de 2010
La importancia de los cuarenta y cinco
En primer lugar, y antes de entrar en harina en este tema, agradecer la maravillosa acogida a mi entrada sobre educación, a la que siguen llegando comentarios, aún rebasada. Volveré sobre el tema.
Pero hoy quiero, desde mi experiencia, hablaros de algo que curiosamente nunca vi reflejado en los libros y no sabía que era un suceso común: la ruptura, la plenitud, el golpe o la caricia salvaje que muchos nos encontramos a los cuarenta y cinco.
No sé si a los hombres les sucede; sé de algunos a los que sí. Pero en las mujeres, entre los cuarenta y cinco y los cincuenta hay siempre un suceso no buscado o, al menos, no intencionadamente buscado, que marca de forma definitiva el resto de nuestra vida.
En las mujeres de mi entorno (madre y hermanas, aunque no todas), en esa edad llegó una viudedad prematura y, con ella, un cambio radical de vida, la explosión de las potencialidades propias; la absoluta necesidad de encauzar la nave y llevar un timón no deseado.
Y, a raíz de eso, aparece lo que se podría llamar "la década prodigiosa" que va de los cincuenta a los sesenta: la mente absolutamente abierta y desarrollada y el cuerpo añejo pero sin achaques, dominado y sabio.
He hablado con mucha gente. De mi edad, mayor y más joven y todos reconocen que ahí, en ese espacio de su vida, hay un desarrollo diferente y que nos marcará definitivamente.
Yo compré Paradela ( mi casa de Paradela) en el año 91. Concretamente en junio de 1991. Recién cumplidos los 45.
El motivo era tan nimio (una perra con cachorros que no podían estar más tiempo en un piso) que no me inducía a pensar en ningún tipo de trascendencia. Nunca supuse que supondría mi plenitud y mi felicidad, pero así ha sido.
Me encantaría saber si os ha pasado algo a los cuarenta y cinco, o en ese intervalo hasta los cincuenta.
Sé que muchos de vosotros no habeis llegado (ojalá ésto os ayude cuando llegueis, sobretodo para saber que aunque sea un golpe duro, se recicla a positivo y nos mejora), pero otros ya podeis hablar del tema.
El "gabinete psicológido Paradela la nuit" queda abierto.
(Escribid de noche, que se presta más a la confidencia, entrareis en mis sueños suavemente y os contestaré, por carta, por la mañana, que a mi ya no me vais a quitar el sueño...ni los sueños)
Pero hoy quiero, desde mi experiencia, hablaros de algo que curiosamente nunca vi reflejado en los libros y no sabía que era un suceso común: la ruptura, la plenitud, el golpe o la caricia salvaje que muchos nos encontramos a los cuarenta y cinco.
No sé si a los hombres les sucede; sé de algunos a los que sí. Pero en las mujeres, entre los cuarenta y cinco y los cincuenta hay siempre un suceso no buscado o, al menos, no intencionadamente buscado, que marca de forma definitiva el resto de nuestra vida.
En las mujeres de mi entorno (madre y hermanas, aunque no todas), en esa edad llegó una viudedad prematura y, con ella, un cambio radical de vida, la explosión de las potencialidades propias; la absoluta necesidad de encauzar la nave y llevar un timón no deseado.
Y, a raíz de eso, aparece lo que se podría llamar "la década prodigiosa" que va de los cincuenta a los sesenta: la mente absolutamente abierta y desarrollada y el cuerpo añejo pero sin achaques, dominado y sabio.
He hablado con mucha gente. De mi edad, mayor y más joven y todos reconocen que ahí, en ese espacio de su vida, hay un desarrollo diferente y que nos marcará definitivamente.
Yo compré Paradela ( mi casa de Paradela) en el año 91. Concretamente en junio de 1991. Recién cumplidos los 45.
El motivo era tan nimio (una perra con cachorros que no podían estar más tiempo en un piso) que no me inducía a pensar en ningún tipo de trascendencia. Nunca supuse que supondría mi plenitud y mi felicidad, pero así ha sido.
Me encantaría saber si os ha pasado algo a los cuarenta y cinco, o en ese intervalo hasta los cincuenta.
Sé que muchos de vosotros no habeis llegado (ojalá ésto os ayude cuando llegueis, sobretodo para saber que aunque sea un golpe duro, se recicla a positivo y nos mejora), pero otros ya podeis hablar del tema.
El "gabinete psicológido Paradela la nuit" queda abierto.
(Escribid de noche, que se presta más a la confidencia, entrareis en mis sueños suavemente y os contestaré, por carta, por la mañana, que a mi ya no me vais a quitar el sueño...ni los sueños)
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Creencias
Ultimamente recibos muchos mails que quieren hacerme ver lo maravilloso de una doctrina. No hace mucho, por varios mensajeros diferentes, recibí la consideración de la mujer a través de varios escritos en tiempos diferentes, para concluir con la maravillosa visión de la mujer en el Talmud...
Yo ya soy muy mayor y he llegado a la conclusión de que hay en cada libro escritos suficientes para demostrar la maravilla de todas las religiones y también todo lo contrario.
Porque el Antiguo Testamento nos da un reflejo clarísimo del papel de la mujer. No hay más que leer cómo Sansom, judío de pro, cuando se separa de su mujer, le prende fuego a la casa con ella y toda su familia dentro...Y, si vamos al los Evangelios, nos encontramos que , en las bodas de Caná (según yo estudié en mi infancia), cuando la Virgen María le dijo "No tienen vino", Jesús contestó "Madre, ¿qué nos va a ti y a mi?" Y esa respuesta, ya desde niña, me llenaba de angustia porque me parecía que no podía darse a una madre tan mala contestación.
Entre esas cosas y otras como esas (la maravillosa vida del dios más poderoso transformándose para hacerse con los favores de las damas: toro, cisne, lluvia de oro).
Las maldades y bondades de dioses y diosas me llevaron a creer que los textos están escritos por hombres. Hombres de un tiempo concreto y adaptadas, en lo social y lo científico a un tiempo concreto. Todas buenas en su lado trancendente. Todas malas si se miran con lupa y se analiza la "letra".
Digo yo, por ejemplo (y ármense de sentido del humor que no hay maldad en lo que voy a escribir), si se escribiese hoy lo de " las bodas de Caná", sería más o menos:
"-Jesús, se acabó el vino
-Pero, mamá- por Papá- tantos niños hambrientos como hay por el mundo, tantos drogadictos, tanto anciano abandonado y tu me pides que haga un milagrito de prensa rosa, por favor, no seas Maruja." Y también sería contestar mal, pero tan razonado, parece que se perdona.
Los seres humanos tenemos necesidad de creer en algo. En algo más importante que lo cotidiano, porque tenemos necesidad de trancender.
Teniendo un hijo, escribiendo un libro, plantando un árbol.
Buscando un más allá en doctrinas transformadoras de la sociedad y del mundo (religiosas, sociales o políticas), que nos hagan luchar por ser mejores y más felices.
Cada uno, en su cabecita, con espíritu crítico, sin dejarse convencer por teorías irracionales, por líderes doctrinarios que buscan SU poder y no nuestra mejora en ningún campo.
Respetando a los demás y a la naturaleza
Algo así como creer en la trascendencia y considerando que todo lo demás es tan importante como uno mismo.
El Dios en el que yo creo es tan grande que me permite, incluso, criticarlo.
Yo ya soy muy mayor y he llegado a la conclusión de que hay en cada libro escritos suficientes para demostrar la maravilla de todas las religiones y también todo lo contrario.
Porque el Antiguo Testamento nos da un reflejo clarísimo del papel de la mujer. No hay más que leer cómo Sansom, judío de pro, cuando se separa de su mujer, le prende fuego a la casa con ella y toda su familia dentro...Y, si vamos al los Evangelios, nos encontramos que , en las bodas de Caná (según yo estudié en mi infancia), cuando la Virgen María le dijo "No tienen vino", Jesús contestó "Madre, ¿qué nos va a ti y a mi?" Y esa respuesta, ya desde niña, me llenaba de angustia porque me parecía que no podía darse a una madre tan mala contestación.
Entre esas cosas y otras como esas (la maravillosa vida del dios más poderoso transformándose para hacerse con los favores de las damas: toro, cisne, lluvia de oro).
Las maldades y bondades de dioses y diosas me llevaron a creer que los textos están escritos por hombres. Hombres de un tiempo concreto y adaptadas, en lo social y lo científico a un tiempo concreto. Todas buenas en su lado trancendente. Todas malas si se miran con lupa y se analiza la "letra".
Digo yo, por ejemplo (y ármense de sentido del humor que no hay maldad en lo que voy a escribir), si se escribiese hoy lo de " las bodas de Caná", sería más o menos:
"-Jesús, se acabó el vino
-Pero, mamá- por Papá- tantos niños hambrientos como hay por el mundo, tantos drogadictos, tanto anciano abandonado y tu me pides que haga un milagrito de prensa rosa, por favor, no seas Maruja." Y también sería contestar mal, pero tan razonado, parece que se perdona.
Los seres humanos tenemos necesidad de creer en algo. En algo más importante que lo cotidiano, porque tenemos necesidad de trancender.
Teniendo un hijo, escribiendo un libro, plantando un árbol.
Buscando un más allá en doctrinas transformadoras de la sociedad y del mundo (religiosas, sociales o políticas), que nos hagan luchar por ser mejores y más felices.
Cada uno, en su cabecita, con espíritu crítico, sin dejarse convencer por teorías irracionales, por líderes doctrinarios que buscan SU poder y no nuestra mejora en ningún campo.
Respetando a los demás y a la naturaleza
Algo así como creer en la trascendencia y considerando que todo lo demás es tan importante como uno mismo.
El Dios en el que yo creo es tan grande que me permite, incluso, criticarlo.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Educación
Llevo mucho tiempo dándole vueltas a una entrada sobre las diferencias existentes en la educación de unas personas y otras. Nunca acababa de cuajar, así que, me tiro de cabeza y que salga el sol por Antequera.
Internet nos iguala y la educación nos separa. No quiero decir que unas personas sean más o menos educadas que otras, sino que sus vivencias, necesidades y sensibilidades se han decantado hacia espacios diferentes.
Y pongo un ejemplo: no hace mucho tiempo vino a mi casa una persona. Tenía una inflamación en un pie y traía una pomada en el bolso.
Estábamos en el comedor y yo ya había puesto la mesa. Se quitó el zapato y, parsimoniosamente, comenzó a extenderse la pomada le dije "¿por qué no vas al baño? " me respondió "No, no me huelen"...
No es algo demasiado importante, pero para mi es elemental. No me va a hacer desgraciada, pero me produce desasosiego.
No es mi educación mejor ni peor que la suya, es diferente.
Otro ejemplo es la puntualidad. Yo quedo a una hora y cinco minutos antes, llego al sitio, porque creo que no debo hacer esperar a los demás y su tiempo es, al menos, tan importante como el mío. Conozco muchísima gente que siempre llega tarde. Muchos de ellos, más educados que yo, seguramente, pero nunca estarán entre mis amigos.
Yo estoy orgullosa de mi forma de vida. No hace mucho , alguien me dijo "Me da pena tu forma de vivir" . Y eso me parece absolutamente contrario a la educación que yo he recibido.
En la vida cotidiana, esas personas y yo nunca hubiéramos coincidido. En internet, sí.
Y es estupendo que las amistades de internet sigan en internet siendo amigos para siempre. Pero la convivencia es otra cosa.
Y es en convivencia donde las personas necesitan haber recibido el mismo tipo de educación, para ser felices.
Internet nos iguala y la educación nos separa. No quiero decir que unas personas sean más o menos educadas que otras, sino que sus vivencias, necesidades y sensibilidades se han decantado hacia espacios diferentes.
Y pongo un ejemplo: no hace mucho tiempo vino a mi casa una persona. Tenía una inflamación en un pie y traía una pomada en el bolso.
Estábamos en el comedor y yo ya había puesto la mesa. Se quitó el zapato y, parsimoniosamente, comenzó a extenderse la pomada le dije "¿por qué no vas al baño? " me respondió "No, no me huelen"...
No es algo demasiado importante, pero para mi es elemental. No me va a hacer desgraciada, pero me produce desasosiego.
No es mi educación mejor ni peor que la suya, es diferente.
Otro ejemplo es la puntualidad. Yo quedo a una hora y cinco minutos antes, llego al sitio, porque creo que no debo hacer esperar a los demás y su tiempo es, al menos, tan importante como el mío. Conozco muchísima gente que siempre llega tarde. Muchos de ellos, más educados que yo, seguramente, pero nunca estarán entre mis amigos.
Yo estoy orgullosa de mi forma de vida. No hace mucho , alguien me dijo "Me da pena tu forma de vivir" . Y eso me parece absolutamente contrario a la educación que yo he recibido.
En la vida cotidiana, esas personas y yo nunca hubiéramos coincidido. En internet, sí.
Y es estupendo que las amistades de internet sigan en internet siendo amigos para siempre. Pero la convivencia es otra cosa.
Y es en convivencia donde las personas necesitan haber recibido el mismo tipo de educación, para ser felices.
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