martes, 9 de diciembre de 2008

Esta verdad rural que me emociona









Ha llegado la hora de las explicaciones, porque si no, parece que me invento la realidad que me rodea: ahí lo teneis, el fuego de los chorizos. Supongo que la mayoría de vosotros comprais chorizos secados en secaderos. Aquí, en mi tierra, los chorizos se ahuman para quitarles la humedad. Los troncos han de ser gordos, para que el fuego no sea con llama (que los asaría), debe ser de roble y mantener la brasa. Yo quería hacer una foto de los chorizos en sus varales, pero mi máquina es una pobrecita de Dios que costó cien euros y bastante hace: los chorizos cuelgan a dos metros del suelo, el fuego, ya lo veis, cuanto más bajo, mejor. Y, de vez en cuando, hay que meter una rama de laurel que perfuma que da gloria...

Y, ahí veis a los pollos, corriendo por la finca y buscando gusanos entra la tierra, picoteando hierba, comiendo verduras y maiz. También hice una foto a las espigas del maiz, pero a blogger no le da la gana de subírmelas.

Y, la otra foto es un pollo loco, que, en vez de dormir en su gallinero, al calorcito, con sus hermanos, cuando empieza a anochecer se sube a una higuera, aunque llueva o nieve. Está en un contraluz no deseado, pero fué la forma de que se viese algo.
Tere, Pati, Patri, para vosotros, muy especialmente: "Crónica de un chorizo colgado":
Cómprese un cerdo. Píquese su mejor carne (salvo el solomillo, que hay que regalárselo a nuestros mayores, si los hubiera o hubiese). Cuando esté picada, échese en un barreño (llamado así porque es de barro, aunque yo he leído " en un barreño de plástico..." (cosas de la modernidad)). Sazónese abundantemente con sal, ajo orégano, pimentón picante(poco), pimentón dulce (bastante) ( hay pimentón excelente en Murcia o en Extremadura, que no todo ha de ser de esta tierra si lo hay mejor en otras) y agua. Métanse varias hojas de laurel enteras, ya que habrá que retirarlas luego, porque si se quedan en el chorizo amargan terriblemente. Durante tres días téngase al fresco ( sin calefacción), cubierta con un paño blanco y désele la vuelta varias veces al día, recordando que antes de ponerle el paño encima está bien hacerle una cruz (como una madre que despide a su hijo que va al cole y le hace una cruz en la frente,para protegerlo...).
Háganse los chorizos, atando con cuidado y cariño, dejando espacio para que puedan doblarse (como si tuvieran articulaciones, se hace un atadito en medio, con poquita carne).
Cuélguense. Hágaseles un fueguecito. Si se consigue no tener que encender cerillas ni mechero, porque la brasa se mantiene durante los (mínimo) 15 días, las cosas van bien.
A esa carne se la llama, en esta tierra, zorza y, también suele comerse asadita en la sartén o en empanada.
Mis chorizos ya están buenos.
Ayer vino un sobrina mía a pasar el día con mi madre y comimos juntas. Yo llevé una empanada de ternera, con algún chorizo picado y dijeron que estaba muy rica. También llevé "picantones" que son pollitos tomateros, que yo hago ración (pongo uno para cada comensal, equivalente a dos codornices) y a todo el mundo le encantan. Conclusión, en mi casa somos más peligrosos que la peste aviar.
Y, Baco es nuestro dios lar: mi sobrina trajo un vino de Toro que se notaba como bajaba hasta el estómago. Y bajar, bajaba, pero se subía...