viernes, 30 de abril de 2010

Reir

Felipe ha hecho hace unos días una entrada sobre los conventos de monjas en Irlanda, con un vídeo documental.
Y recordé que hemos vivido tiempos tristes. Tiempos de después de la guerra en los que lo único que querían que nos importara era el trabajo y el cumplimiento del deber. La iglesia era omnipresente y todo se convertía en pecado.
Había que sacar el país de la miseria y se trabajaba de sol a sol, en aquel eterno pluriempleo que nos permitía comprar los primeros electrodomésticos y pagar las correspondientes letras.
No había demasiado tiempo para risas, salvo para aquellos que teníamos sentido del humor...
Creo que el gallego es un país alegre, cantarín, chistoso y con sentido del humor (Quesada, El carrabouxo y Xaquín Marín, lo corroboran cada día en la prensa), a pesar de la fama de llorones que tenemos, por la morriña que nos invade al estar lejos de la tierra.
Por eso, a pesar de la iglesia y su doctrina tétrica ( el dolor purifica y salva), a pesar de aquella necesidad de trabajo, no comprendo, nunca comprendí y me niego a comprender un refrán que hay en mi tierra: "Muller reideira ou puta ou peideira" (Mujer reidora o puta o peedora).
Y, si el refrán tiene que ser cierto, prefiero ser las dos cosas y reirme a mandíbula batiente, a ser virginal y educadísima y no poder carcajearme.