sábado, 19 de noviembre de 2011

La censura literaria

Es curioso que muchos de vosotros no hayais vivido la censura. Porque, antaño no se censuraban solamente las formas de vivir, también se censuraba la expresión.
Por eso ese libro, que habla de una forma de vivir, fue censurado al silencio hasta después de su muerte, por su propio autor.
Como os dije el otro día, me lo regaló mi sobrino Jesús y guardo incluso el sobre en el que vino.
Porque , cuando yo estudiaba, incluso en los poemas de los clásicos nos escamoteaban versos. Por ejemplo en el libro de lengua de segundo de bachillerato de la editoria Anaya, escrito por Correa y Lázaro Carreter, del poema de Zorrilla "Oriental" suprimieron "y perfumes para el cuello, para los labios amor", supongo que por voluptuosos.
Y nosotros, aun sin saberlo, nos vengábamos leyendo "La desesperación" de Espronceda (me gusta un cementerio de muertos bien relleno, manando sangre y cieno que impida el respirar...me gustan las queridas tendidas en los lechos, sin chales en los pechos...)y nos reíamos maliciosamente. Porque eran los tiempos del "Indice", lugar en el que figuraban los libros que la iglesia consideraba perniciosos (entre ellos "los miserables" de Víctor Hugo o "El Emilio" de Rousseau).
Leíamos, es verdad, (y ya en la juventud) a Zola, Miller, Colette, Moravia o Anaïs Nin...pero no éramos demasiados.
Fué a partir de 1977 cuando empezaron a aparecer en España, cosas como esa;
esa
esa (curiosamente recopilaciones del pasado)
Y ese, "El lamento de Portnoy" fue, creo, el primer libro pornográfico que yo leí
Pero fijaos en que país estaba yo viviendo, que aparecía un aviso, como ahora nos avisan de lo perjudicial del tabaco...
Don Gustavo Adolfo escribió, en compañía de su hermano, unos feroces versos "porno" contra la monarquía de aquel tiempo, pero lo que ha llegado hasta nosotros ha sido aquello de
"Volverán las oscuras golondrinas..."