viernes, 10 de febrero de 2012

Concurso homenaje a la mujer

                                   
En la ciudad perdida

Te encontré en una esquina de la ciudad perdida.
Tu mirada traspasó mi alma y se alojó en mi conciencia,
como una daga encendida.
Desde entonces busco una respuesta para ofrecértela,
pero no he podido hallarla en ningún lugar del mundo.
Fotografía y texto número diecisiete.


Estas manos hicieron mil papillas con maizena y lavaron la ropa de sus hijos a mano en enorme pila del patio mientras ellos dormían, acariciaron su pelo entre sueños bajo un techo con goteras y con el frío alrededor en aquella casa pobre de cosas y rica de amor.
Estas manos arrugadas tocaron el fondo de todo y resurgieron de nuevo a la superficie de todo, cosió los rotos de la ropa y de los corazones, planchó las arrugas de la vida con su sonrisa, quitó con sus dedos las espinas de las rosas para que los suyos no se las clavaran en la risa, alisó los caminos, cocinó maravillas para calentar sus estómagos chicos, arropó sus noches con ternuras de madre, madrugó para seguir en la lucha, trasnochó para darlo todo, sus manos eran incansables dando, tocando, estando siempre para ellos. Estas manos cansadas ya de la vida, ahora están quietas, mano sobre mano, con la conciencia buena de quien ha sabido ser madre. Sobre todo, madre.
Foto y texto número dieciocho
No somos estupendas porque somos mujeres, que también. Somos estupendas porque seguimos luchando para que no se nos relegue a un segundo término, porque queremos igualdad de oportunidades en todos los ámbitos de la vida, queremos igualdad en el trato entre hombres y mujeres, de eso se trata. Ellos también nacieron del vientre de una mujer, todas las mujeres de la foto fueron madres y merecen por ello respeto. Juntas seguimos en el camino, juntas en los hechos y en la palabra, juntas caminado por la senda de una mejor convivencia y más justa.
Foto y texto número diecinueve.