miércoles, 16 de mayo de 2012

Lo que me espera

Ayer usé, por primera vez en este año, la segadora...a la que hay que afilar el peine.
Y, después de llevar ese tractorcito para los caballos, me fuí a La Cañiza a medir.
Porque las obras empezaron en el mes de octubre, pero, salvo los baños y sus sorrespondientes planchadas, todo lo demás fué solamente deshacer.
Esa era, antaño,mi habitación
esa, la de mi madre
y había una salita para comer.
Donde está este baño, había una habitación más.
Desde esa ventana miraban mis ojos adolescentes cosas bien diferentes a las que ven mis ancianos ojos.
Lo mejor de la casa es su luminosidad.
Al bajar al primer piso, encontramos ese hueco donde mi madre tenía a san Antonio de Padua, el portugués de los pobres.
El primer piso, igual de luminoso que el segundo
Baño y cocina
salón
y dos habitaciones más
y escaleras hacia el bajo
después del primer descansillo
Y un bajo tan luminoso como el resto
bodega y acceso a la caldera
Ahí va la calefacción.
Mañana empezaremos Abel y yo con regleta, taladro, caladora, tacos, tornillos, puntas, martillo, madera, hierro, cemento, andamio, banco, perfiles y pladur...
Y pasará con la obra como con mi huerto: las habrá mejores, más grandes y más perfectas.
Como con mis animales: la gente tiene caballos árabes, hispano árabes, españoles o cualesquiera otros, pura raza. Los míos son del país. Caballejos del país.
Como los perros: mucha gente los quiere de raza purísima; yo a Koro lo traje de la perrera y a Perdi la encontré abandonada (con anterioridad, a la Chata).
No puedo ni quiero competir en nada, con nadie. Solamente quiero (y normalmente lo consigo)disfrutar con lo que tengo y hago.
Y, créeme, Monserrat, yo a ti sí te respeto y creo que se nota.
http://paradeladecoles.blogspot.com.es/2011/07/condicion-femenina.html