Las cojo del huerto y las sacudo, para que suelten la tierra.
Les quito el tallo retorciéndolo( no cortándolo con un cuchillo ).
les echo agua con la manguera. Si quedó alguna tierra, se queda en el suelo.
Y las meto en agua caliente con sal , a cocer. Es importante que les quede tallo y raiz, para que no sangren, ya que perderían, no solamente el color, sino muchas vitaminas.
Después de cocidas, se pelan con las manos: la piel, los tallos y las raíces se desprenden con facilidad.
Y quedan así.
Se cortan en rodajas, tan finas como uno desee (a mi me gustan gorditas) y se les echa vinagre y aceite, al gusto.
Y se saborean empujándolas con la lengua hacia el paladar y notando cómo se deshacen en la boca.
El agua en la que se cocieron (ligeramente salada),
sirve para deshacer el pan duro que Cuco y Chispa saborean relamiéndose.
(En esta casa no se tira nada)